Mis queridas Semillas y mis amadísimas Estrellas,
Comparto con ustedes la historia de dos burros. ¿Pero, de qué habla La Jardinera? ¿Por qué nos habla de burros? Siii, los de cuatro patas, porque hay otros que son multitud, que tenemos dos pies, pero de esos no, empezaré con los de cuatro patas. Estar atentos porque nos concierne a todos y yo lo encuentro preciosísimo.
Siempre os hablaré de la naturaleza, las flores, los árboles, de la tierra nuestra madre, de los ríos, de los mares, de todo lo que es los jardines, la naturaleza, todo, ¡Todo! Porque es la verdad y es nuestra auténtica verdad.
En un prado había dos burros que estaban atados entre sí. Entre uno y el otro los separaban 5 metros, es decir que uno estaba atado en un lado de la valla y el otro, 5 metros más lejos, de la otra valla, más o menos. Su dueño, había puesto dos montones de verde y riquísima alfalfa porque estaba cortando y estaba fresca y apetitosa. Tenéis que saber que la alfalfa es buenísima, no solamente para los humanos. Especialmente para los caballos, los mulos y los burros y las vacas también. Pero da un golpe de energía buenísimo.
Los burros, como siempre torpes que eran, el hombre los dejó y ellos empezaron y se empeñaron en comer cada uno del montón que tenía más cerca. Es decir, que cuando el amo se dio la vuelta, los dos burros dijeron, vamos a tirar y cada uno cogemos un montón de esa buena alfalfa. Tantas eran las ansias por comer, tanto el esfuerzo al tirar de la cuerda cada uno por su lado y tanta la obsesión y la cabezonería, de cabezón, pero especialmente era tanto su egoísmo, que agotaron sin poder probar bocado. Cada uno tiraba, cada uno estaba haciendo esfuerzos, se cansaron a lo tonto. A punto estuvieron de tocar con su hocico la hierba que cada uno tenía delante pero no lo lograron. El olor era buenísimo y no paraban de tirar, de tirar, de tirar, de estirar el cuello, la lengua y eso aumentó más su sufrimiento, su angustia.
Esos dos burros estaba sufriendo y cada vez se aumentaba más la angustia y su esfuerzo inútil porque no les sirvió de nada. Pasaron así una hora hasta que estuvieron extenuados, cansadísimos, muertos de cansancio, durante una hora. Claro, tenían hambre, el trabajo que habían hecho y la rabia. Sobre todo, la rabia. Tanta rabia, que cayeron al suelo a dos dedos solamente de donde estaba la alfalfa. ¿Os imagináis mis semillas? Cuando tenéis hambre o tenéis sed y que decís: Ya falta poco, ya falta poco. La tienda, el super mercado, está a nada, a dos minutos. Pero habían tirado tanto, estaban tan cansados que se cayeron al suelo redondos.
En ese instante, dos vacas que pasaron por allí y que también estaban atadas, aunque maravillosamente eran camaradas, estaban atadas, pero eran amigas o si se puede decir, trabajaban el campo, pero compartían. Se pararon y con inteligente parsimonia, liquidaron primero uno de los montones de alfalfa y después con idéntico entendimiento, se fueron juntas a acabar con el segundo montón de alfalfa.
¿Qué os parece mis semillas? ¿Qué os parece?
Esta fábula, nos enseña las ventajas de compartir, de cooperar, hay que saber aparcar el egoísmo y ejercitar la negociación. Teniendo en cuenta, que también las necesidades las tiene el otro.
Cuántas veces, mis semillas, he empleado estas palabras de compartir, de enseñar, de dar. ¿Cuántas veces? Cuántas veces os he dicho: todo lo que no se transmite, se pierde.
Nuestros amigos los burros que, aunque dice la sociedad que son tercos y tozudos, todo lo contrario. Son muy inteligentes, no quieren trabajar. Hay muchas personas que tampoco les gusta el trabajo. Y hay algunas que dicen: “no tengo el corazón para trabajar.” Y otras dicen: “no me gusta el trabajo, es que no quiero trabajar en esta vida.”
Así son los burros muy inteligentes. Por eso el amo ató cada uno en un lugar, donde no pudieran ir, donde ya tenían el pensamiento a comer a su zona de confort. El amo ya sabía que cada uno tendría su ración, en el momento adecuado.
Y así nos pasa a nosotros los humanos, tenemos angustias, miedos, envidias, celos, ambiciones y terminamos enfermos. Obsesionados. Muchas veces dicen: “Yo tengo ansiedad desde que era niño” Siempre he tenido ansiedad. ¿Y de qué? No lo sé, no lo sé. Ahí tenemos que ir a buscar, de qué tenemos ansiedad. ¿Por qué nos vienen estos celos? ¿Qué queremos aparentar? ¿Qué queremos que vean los otros? ¿Cómo somos? O como quisiéramos que nos vean.
Pues los burritos ahí se quedaron, agotados, tirados en el suelo por su egoísmo. Y las vacas, que habían terminado su trabajo, sus amos las dejaron atadas por el cuello como se hacía antes. Y tranquilamente se dijeron:
Cuando tenemos una ocasión de un buen trabajo vamos a compartir con el otro. Cuando tengamos una enseñanza maravillosa como esta, vamos a transmitirla Vamos a compartirla con los otros.
Eso se llama amor, y es lo más bonito que puede tener la vida. Porque ese amor, solamente es para los humanos para los animales para la madre tierra.
En este confinamiento, tenéis que analizar mucho el egoísmo y buscar la manera de compartir, y la manera de transmitir. Pero sobre todo de quitaros el miedo. No servirá para nada el miedo siempre se estará acompañado de los amiguitos y llegareis al túnel dónde os costará mucho salir. Pero si no tenéis miedo, enseguida veréis la luz y tendréis fuerza.
¿Sabéis por qué la humanidad está enferma? Porque tiene demasiado, hace años servidora os dijo. No le compréis tantas cosas a vuestros hijos. Hacerles trabajar, no le deis tanto dinero. No le paguéis los caprichos, porque mañana si no puede irá a robar.
Qué hace hoy la juventud? Pues toda la juventud que no puede comprarse ya sabe dónde irse. Y si no ya sabe qué hacer. Esta el alcohol, la ludopatía, o la droga. Eso es por lo mínimo. Pero también está la obsesión de comprar, y otras. Etc etc.
Mis semillas los buenos padres y los buenos adultos son aquellos que han corregido a sus hijos, y a sus adolescentes. Que les han obligado a trabajar que les han obligado a pagarse sus estudios o a mantenerse. Y hoy la sociedad está enferma, porque tiene demasiado. Todos quieren ser influencer, todos. A dónde llegaremos aparte de robots y zombis.
La indiferencia ya la tenemos, y si recordáramos que nuestros abuelos nos dieron una base preciosa que era: El Respeto y el agradecimiento. Ser agradecidos, ser agradecidos es de bien nacidos. En la vida nunca tenemos que perder esa palabra ser agradecidos.
Agradecidos de una sonrisa, de un abrazo. Agradecidos de haber enseñado, aunque sea a sacar raíces. Agradecidos, de haberte ofrecido fresas, cerezas. Agradecidos, de haberte dado ensaladas, tomates. Agradecidos, de albaricoques, de haberte enseñado a hacer confituras de albaricoques, por ejemplo. Agradecidos de hablarte con la verdad.
Ya nos hemos olvidado hablar con la verdad. La verdad ser agradecidos, el respeto. Hay dos señoras, a las dos señoras una amiga que las ama mucho o las amaba les habló con la verdad. Una reaccionó, muy mal.
La otra medianamente, y después de los tiempos. Una fue a ver a esa persona y le dijo gracias, gracias porque me ha servido de mucho. Oír la Verdad. Oír todo lo que decía. Y decirme que me pusiera enfrente de un espejo y hoy soy feliz porque he crecido porque soy grande porque veo la vida mejor. Y espiritualmente, mi alma está mucho más elevada.
Y le dijo esta bella persona, si quieres te puedo hacer polenta por que la hago muy buena eso es ser agradecido. La otra persona, no ha escrito no ha dicho nada. Porque no le gustó y se sintió herida por el ego. Mis semillas que es el ego**. El ego es cuando estamos ciegos, y estar ciegos, e son ver la belleza la bondad, el amor. Es no ver lo que la vida nos ha dado al nacer, la Luz.**
Eso es el ego.
Mis semillas ¡os amo con mi corazón, con mi Alma, con todo mi Ser! Se que estáis muy bien preparadas, que ahora se está haciendo un reciclaje, para recordar mejor como se dan los primeros, segundos, terceros niveles, la Enseñanza en una palabra.
Os ayudará a conectaros mejor con ese hilo que está conectado a la Memoria Universal a los archivos Akashicos esa es una belleza. Y cuando vais a dormir, directamente vuestra alma, se pone a trabajar con el conocimiento divino y con toda la memoria eso es muy bonito.
Eso es precioso, mis semillas, leer varias veces este mensaje os hará reír, y al mismo tiempo os hará reflexionar de que el miedo no existe. Solamente la Fe es la que nos hace levantar montañas. Disculpad el incienso está muy fuerte pero mi corazón está muy grande.
Os amo y con todo ese gran amor hasta mañana os abrazo y os beso. Y de nuevo el miedo no existe solamente la esperanza y la Fe, recordad siempre.
El Maestro lo decía:
Con todo mi amor vuestra Jardinera.