November 24, 2020

Paciencia

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🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera

Mis Queridas Semillas,

Una vez más, hablaremos de la paciencia, es un poquito nuestro talón de Aquiles. Hoy hace una temperatura un poco fresquita aquí. Esta noche ha sido 1 sobre 0, ha bajado mucho, estaba todo helado. Pero ya saben ustedes, para mis semillas de América, que para nosotros es habitual. Para ustedes sí que sería fresquito.

Esta temperatura, nosotros la apreciamos mucho, con la chimenea, con una vela encendida (tengo dos velas encendidas). Otras veces tengo cinco. Todos los días enciendo varias velas y siempre pido: para mis semillas, para los deseos, para todos aquellos que necesitan estar liberados de los sufrimientos, de las angustias, de las penas. Para los jóvenes, que estén bien y que puedan estudiar como puedan.

Es un tiempo que nos ha dado Saturno y Júpiter, es una oportunidad de poder deshacernos de todo lo viejo y de poder hablar siempre con la verdad. Si repito tanto Saturno, Júpiter, es para que no olvidemos que, lo que queda pendiente en el tintero, mañana lo tendremos que hacer, si no lo hacemos hoy, y nos ayuda mucho.

Parece que es cruel, no, es bueno, es bueno, siempre nos hace justicia, siempre. Y es justicia buena. Veamos, ha habido reconciliaciones, ha habido también cerrar ciclos, yo estoy muy contenta. Ha habido cuatro ciclos que se han cerrado y estoy encantada y muy feliz.

Así que vamos a continuar, ¡y jóvenes adelante! es el momento de decir todo lo que pensáis para estar en paz con vosotros mismos.

Hoy vamos a compartir una historia también, que nos ocurre a todos, ¡a todos!

Érase una vez, un señor que en su trabajo le habían ofrecido un puesto de oficial. Ese cargo era muy importante y no lo daban a todos. Él tuvo la suerte y estaba tan contento y tan feliz que dijo: “voy a llamar a mi mejor amigo de la infancia”. Lo llamó y le dijo: “¿Qué te parece si vamos a almorzar juntos? tengo algo que hablarte y necesito tu consejo.” Y dijo “que buena idea, nos encontramos a tal sitio, y hablamos.” - Y así hizo nuestro hombre, por qué se trata de este hombre, que le habían dado la oportunidad de una sesión de trabajo buenísima.

Cuando se encuentra con su amigo en el restaurante: “Qué tal, ¿Cómo estás? - “Bien” - “¿y la familia? Lo clásico de los saludos, lo que se habla entre sí.

Y después empezaron a traer el almuerzo y le dijo: “Mira, he tenido esta oportunidad, me la han ofrecido. ¿Qué te parece?” Y el amigo de la infancia le dijo: “¡Es estupenda! ¡Formidable! No tengas miedo, relájate y practica la paciencia.” “Sí, sí, sí, sí, sí. Lo haré, lo haré, lo haré.” Vale.

Continuaron su almuerzo: “¡Qué bueno está esto!” “¡Y qué delicioso está el postre!” Y hablaban, estaban contentos, disfrutaban y el amigo de la infancia le dice: “Sobre todo te aconsejo que los primeros días y los primeros meses y los años que estés ahí, que practiques la paciencia. Tienes que ser muy paciente, siempre, siempre, practica la paciencia.” “Lo tendré en cuenta, te escucharé.”

Y entonces tomaron el café y de nuevo el amigo de la infancia le dice: “Te recuerdo que tienes que practicar la paciencia, no la pierdas nunca, es lo que más te va a ayudar porque es lo que más esperan de ti. Y así conservarás tu trabajo, tu empleo. Pero, sobre todo, harás feliz a los otros obreros y a tu jefe.” “Sí, sí, sí, te prometo que lo voy a hacer, si, lo tendré en cuenta.”

Y ya cuando habían terminado un suculento almuerzo, que estaban bien, cuando se despidieron, le dijo el amigo de la infancia: “Por favor, no olvides la paciencia, tienes que aplicar la paciencia y te aconsejo que practiques la paciencia.” Y en ese instante el amigo empezó a levantar la voz y le dijo: “¡Ya estoy harto! Hasta aquí hemos llegado. ¡Ya estoy harto de oírte que tenga paciencia, que tenga paciencia, que practique la paciencia! ¡Se acabó, se acabó! ¿Qué te crees? ¿Qué soy estúpido o qué?”

¡El amigo de la infancia lo mira y se ríe! Se ríe, se ríe mirándolo. Y ahí donde nuestro hombre se para, abre los ojos y mirando a su amigo de infancia, que se estaba riendo, comprendió que había metido la pata. Que lo que le estaba aconsejando, él había perdido la paciencia y que se lo había dicho por su bien, por eso lo puso a prueba. Si pasaba la prueba de la paciencia, entonces lograría ese trabajo y lo comprendió.

Bajó la cabeza, le dio vergüenza, abrazó a su amigo y le dijo:“Discúlpame, verdaderamente me da vergüenza porque ya me has prevenido desde el principio y no he tenido en cuenta tus palabras de sabiduría, de amistad y de amor. Lo tendré en cuenta, te prometo que ahora si no volverás a decírmelo. Lo tendré en cuenta y practicaré la paciencia.”

Mis estrellas, mis semillas, ¿Cuántas veces nos ha llegado? ¿Cuántas veces? Yo recuerdo mucho, desde luego, a mi madre cuando yo era pequeña. ¿Vienes Rosita? ¡Te he dejado que recojas la mesa! ¡Sííí, ya llego mamá! ¿Recogisteis ya los platos? ¡Bueno, me falta poco! ¿Aún no está? Efectivamente, hasta que terminaba la paciencia. Mis semillas, tengamos paciencia. Lograremos todo con la paciencia y encima, nos recompensarán.

Es muy bonito, ¿Lo ponemos en práctica? ¡Adelante! Jóvenes, aunque tengáis aquella cosita de gallina, por favor, poner en práctica la paciencia. Eso es a alguien que quiero mucho.Siempre le digo: Pones el culito de gallina, es hacer el morro. Y con todo mi amor, lo repito. Noo, no vale la pena.

¡No vale la pena enfadarse! Porque ganamos con paciencia

Un abrazo muy fuerte y con todo mi amor,

Vuestra Jardinera.

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