January 09, 2021

Ser auténtico o envidiar

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🎧 Escucha el mensaje en la voz de La Jardinera

¡Buenos días mis semillas!

¡Hoy vamos a la naturaleza! Vamos a contemplar los árboles, las montañas, ¡Blancas llenas de nieve! Y los árboles cubiertos, como si la nieve les pusiera ese manto blanco para cubrirlos y protegerlos. En realidad, les da oxígeno y oxigena muchísimo a la tierra, dicen que años nevados son abundancia, con mucha nieve, abundancia. Porque efectivamente, la nieve es un alimento para la tierra.

Es esponjosa y la deja respirar y le da la humedad que necesita sin hacerle daño, dándole también todas las proteínas que necesita. Para los árboles aquí en Europa, la nieve es necesaria y el frío, así elimina muchos parásitos y bichitos que atacan a las cortezas, a las ramas y al tronco, y eliminando esos parásitos, esperará la primavera, para poder renacer y florecer, pero hoy vamos a hablar de dos águilas. Aquí en los Pirineos, en las cimas más altas.

Érase una vez dos águilas que estaban volando, pero una tenía unas alas grandes, poderosas, tienen mucha fuerza las águilas, un águila puede cazar hasta una oveja, una cabra, puede pesar hasta cinco kilos. La levanta con sus garras, del suelo, y se la lleva a su nido, para después hacerse un festín. Los conejos y las liebres pueden pesar 2 kilos, son presas muy fáciles para ellas, tienen muchísima fuerza.

Esta que tiene las alas grandes y volaba muy alto, por encima de las montañas más altas, era feliz, contemplaba, no solamente las corrientes de aire que podía navegar, sino que contemplaba todo lo que podía ver debajo de sus patas y al mismo tiempo espiar si había algo para comer.

Pero mientras una volaba alto, alto, a la otra le costaba muchísimo, porque tenía unas alas más pequeñas y muy pocas plumas, así que apenas podía volar por encima de los árboles, y tenía mucha envidia de la otra águila, mucha envidia. Un día el águila que volaba bajo y con mucha dificultad, vio en los bosques un cazador, estaba armado con su arco, sus flechas y le dijo:

“Señor cazador, deseo que mates a esa águila.” El cazador se quedó sorprendido. “Sí, me gustaría que la mates cuando la tengas a tiro.” El cazador contentísimo respondió: “¡Estaría encantado de tener una pieza así! Pero necesitaré unas plumas para hacer más ligeras mis flechas y que pueda acertar.” Y el águila, sin pensarlo ni un segundo, se arrancó una pluma y se la dio. Entonces el cazador lanzó la primera flecha, pero se equivocó y no dio en el blanco, así que dijo: “Lo siento mucho, pero necesitaré otra, para que me prestes otra pluma, a ver si puedo acertar”

Entonces el águila que volaba bajo se acercó más cerca del cazador y se puso encima de un árbol, muy bajito, muy bajito, detrás de él, claro está, y le dio otra pluma, ¡Y le dio otra pluma! Pero de nuevo falló, y no pudo tocarle, y dijo: “No sé qué me pasa, pero no he podido tocarlo, dame otra” Y así le fue dando una en una, hasta que al final se quedó con tan pocas plumas que, ¡Ya no podía volar!

Y fue cuando entonces el astuto cazador desistió de disparar contra el águila voladora, ¡Y mató a la desplumada! Que no pudo ni siquiera esconderse en lo alto del árbol.

Mis semillas, esta historia nos enseña que siempre cuando tenemos envidia o celos, se desea siempre lo de los otros ¿Y qué pasa? Pues que lo que deseamos a los otros, acaba sucediéndonos a nosotros mismos. ¡Siempre ha sido así! Desde que el hombre es hombre, ha envidiado a su vecino, al conocido, al desconocido, siempre ha preferido lo de los otros a mirar lo que tiene el mismo. Siempre ha deseado lo más grande, y ya no hablemos cuando empiezan a comparar los carros, los coches, las máquinas, siempre desean lo que tiene el prójimo.

Pero eso no nos hace ni más grandes, ni más perfectos, sino todo lo contrario. La causa y efecto nos llega y sin darnos cuenta, caemos en la trampa, dándole siempre más importancia a lo del vecino. Mientras que nosotros, aunque no podamos volar por encima del Himalaya, o llegar al Himalaya, aunque no podamos tener un palacio o simplemente un trocito de tierra, miremos bien donde vivimos, miremos bien que tenemos salud, miremos bien que tenemos la capacidad de nuestras neuronas, de poder construir, fabricar, inventar, crear ¡Y realizar muchas cosas!

¿Por qué en vez de estar celosos de los unos y de los otros o envidiosos, por qué no miramos que cada paso es una vida?

Compartí con vosotros la guerra de Vietnam, estuve en Vietnam, no en la guerra, no. Pero estuve a visitar ese bello país que me encanto, y Camboya y Lao. En todos esos países hay más minas anti personas que habitantes. Y ellos también, es un poco la suerte de la pandemia.

Aunque penséis que repito muchas veces la palabra pandemia, Covid 19, etcétera, etcétera, hay que repetirlo. ¡No salgáis de casa si no es necesario! ¡Por favor! No salgáis el domingo, inventar algo para poder correr por la mañana o en un momento donde no hay mucha gente, pero después aprovechar para aprender, para leer, para ver vuestras series preferidas, o hacer como habéis hecho: trabajos impensables.

Pero tener mucho cuidado: la mascarilla, la distancia y las manos. La mascarilla, la distancia y las manos, es muy importante. No contaminemos a aquellos que por un descuido podemos matarlos, por eso cada paso es la vida. Sin querer podemos abrazar a una persona, puede ser a la abuelita, al abuelo, ¡O a nuestros hijos! Y les transmitimos, que ese paso de la vida a la muerte.

Así que por favor seamos conscientes y adultos y procuremos, sobre todo en Europa, a ser muy prudentes, muy prudentes, hasta que pase. Soy optimista, solamente es prevenir, en Francés se dice: “prévenir c’est guérir”- prevenir es curarse.

¡Mis semillas, ser águilas grandes inmensas! ¡Y volar por lo más alto! ¡Llenaros de conocimiento, de aprendizajes y sobre todo de sabiduría! La meditación es indispensable, es el alimento del Alma, para encontrar vuestra serenidad y la alimentación ¡Sabéis que siempre es del Padre!

¡Ánimo! Sois las estrellas del infinito, y como tal, sois grandes, hermosas y con mucha Luz.

¡Que tengáis un día precioso, que la nieve os acaricie y los que están en la playa y en el sol y verano que sean esos rayos de sol que os acaricien y que podáis ser muy muy felices y serenos!

Con todo mi amor,

Vuestra Jardinera.

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