🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
En una granja muy grande, habÃan todos los animales. HabÃa mucha hierba, mucha comida, mucho grano y el amo estaba muy satisfecho porque tenÃa para alimentar a todos los animales y vivÃa feliz en su casa. TenÃa vacas, toros, gallinas, conejos, cabras, ovejas, cerdos, de todo, caballos. Mucho maÃz, mucho trigo, mucha cebada.
Pero lo más importante para él era un perro. Era un perro de los que hay en estas granjas. Un perro grande, ni muy hermoso ni feo, normal, pero muy fiel. Que guardaba siempre su ganado, cuidaba la casa y vigilaba constantemente toda la propiedad. Cada dÃa, cada dÃa iba a dar la vuelta a la propiedad y veÃa si estaban todas las ovejas, las cabras, las vacas, los toros, todo. Lo vigilaba y al llegar al atardecer, el amo le daba la comida primero a él. Le daba su ración de comida y un buen trozo de carne con un hueso para que estuviera toda la noche limpiándose los dientes después de la comida. Los huesos son muy buenos, los huesos gruesos para los perros son muy buenos. Los pequeños no, hay peligro que se puedan atragantar o tragárselos y les dolerÃan o les perforarÃan los intestinos. Tener cuidado. Sobre todo, el hueso de conejo, no le deis nunca. Ni al perro ni al gato.
Asà que él cuidaba mucho a su perro, tenÃa siempre su casita y siempre que podÃa, entraba en la casa y tenÃa su mantita y su rincón cerca de la chimenea. Pero fuera también tenÃa una casa y tenÃa su mantita y todo el confort, su cesto, todo el confort. El amo lo querÃa mucho, mucho, a su perro. Asà que una noche entró, estaba caliente la chimenea encendida y dormÃa feliz, feliz, muy feliz.
Pero de pronto, oyó un ruido y salió y al salir vio que venÃan dos toros. Y se fueron a acercar a la hierba donde el amo ya la habÃa cortado y la tenÃa preparada. Era cebada con alfalfa, una mezcla muy rica y muy buena y la tenÃa preparada para el dÃa siguiente. Pero los toros se habÃan acercado, o, dos bueyes, se habÃan acercado, dos bueyes eran.
Se acercaron a la hierba y empezaron a comer. Vino el perro y empezó a ladrarles y ladrarles y les dijo: ¡Iros de aquÃ! No tenéis derecho a comer. Esperar hasta mañana, ahora ya no os toca más. Y ladró y ladró y ladró y entonces los bueyes se miraron y uno de ellos, el que más fuerza tenÃa, fue hacia el perro y le dijo:
Hemos trabajado duro todo el dÃa, hemos labrado la tierra, hemos cargado leña, hemos llevado peso. ¿Quién eres tú para privarnos de comer un poco más de hierba? Ya que tenemos hambre y estamos cansados. No te preocupes, si nos lo comemos hoy, mañana no lo tendremos. Pero al menos, dormiremos en paz y tendremos la panza bien llena. El perro le dijo: ¡No! Yo soy el guardián y el que mando aquà y el amo me aprecia más que a vosotros.
Y le dijo: El trabajo nuestro, nunca lo harás tú. Asà que, si no quieres comer, déjanos comer en paz. El perro viendo que los bueyes lo miraban muy seriamente, se dio media vuelta y se fue. Y desde entonces se llama el perro que ni come ni deja comer. Porque el perro no iba a comerse la hierba y tampoco dejaba comer a los bueyes. Pero tenemos que sacar una lección.
Muchas veces, nos creemos que somos superiores a los otros, y entonces, ponemos nuestra ley. MuchÃsima gente se cree superior y muchos paÃses. A veces los paÃses más pequeños de este planeta se creen que son superiores. Hasta Rusia, hasta China, hasta los Estados Unidos, se creen superiores.
Por eso, cuando veamos a una empresa o a unas personas que las veamos inferior a nosotros solo por el aspecto o por su conversación o porque ahora ya no tienen los comercios, las empresas que tenÃan antes. ¡Cuidado! La persona es la misma, es Ãntegra, tiene la misma cultura, tiene el mismo corazón y es trabajadora o trabajador.
Asà que tenéis que tener mucho cuidado, porque el perro ni se iba a comer la hierba, ni dejaba comer. Y delante de esos bueyes, se tuvo que hacer bien pequeño.
La soberbia es un enemigo para el ser humano. El orgullo nos perjudica mucho y la prepotencia, es una zancadilla que nos hace caer, cuando menos lo esperamos, cuando menos. Y sobre todo, cuando tengáis que hablar, poneros en frente de la persona, mirarla a los ojos y decirle lo que pensáis. Sea bueno o menos bueno, pero decÃrselo. Asà apreciará vuestra sinceridad, no vayáis en la espalda. Por la espalda siempre es una mentira o una traición. Ir siempre delante.
Y hablando de abandonar, aceptar y obedecer. Aceptar el dÃa como viene y obedecer lo que nos dan y no lo que esperamos.
Con todo mi amor,
Vuestra Jardinera.