🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis Semillas,
El mensaje de hoy, como todos, ¡tiene su moraleja! Y empieza así:
Había un gran negociante, muy rico, ¡muy muy rico! Tenía muchísimo dinero, un montón de oro, de plata, ¡muchísimo! Era uno de los más ricos del mercado. Y un día se levanta y ve que todo su oro se había convertido en ceniza. Fue a ver dónde tenía sus monedas de plata y se convirtió en ceniza, su dinero en ceniza, y del shock se puso enfermo.
Y dijo: “no puede ser, no puede ser, yo que tenía tanto oro, era tan rico.” Y entonces su esposa le fue a llevar la comida y dijo: “No, no, no quiero comer”. Fueron sus hijos a decirle “tienes que comer un poco”, no quiso comer.
El servicio fue a llevarle bebida, agua, comida, manjares que a él le gustaban y no podía comer, no podía ni levantarse porque toda su riqueza se había convertido en ceniza.
Y un buen día como siempre, fue a verlo un amigo suyo y le dijo: “Me he enterado de tu desgracia, ¡pero bueno! ¿Sabes lo que vas a hacer?” El negociante le contestó: “¿Qué voy a hacer?, solo me queda ceniza de todo el oro”. “¡Justamente! Vas a ir a tu comercio y delante del almacén vas a poner un tapiz, una alfombra y vas a poner todas las cenizas en forma de montaña y vas a vender cenizas.
Y dice: “Pero, ¿quién quieres que compre cenizas?” “bueno tu hazlo” “pero no que ves, ya no tengo oro, no tengo dinero, no tengo nada, nada, ¡nada!” “Bueno, hazlo”.
Entonces el negociante dijo: “Si mi mejor amigo me da este consejo, voy a escucharlo” Y al día siguiente se levantó. Pensaron los de su casa: ¡huy! Pues ya está sano, está curado, está bien. Y lo vieron y se fue a su comercio, puso el tapiz o la alfombra y encima todas las cenizas.
Cuando pasaba la gente miraba y le decía: “Pero, ¿qué haces ahora? ¿Estás vendiendo cenizas?” Unos se reían, los otros le preguntaban, pero siempre, siempre le hacían la misma pregunta, él decía: “si, vendo mi fortuna, la estoy vendiendo mi fortuna” En realidad no mentía porque eran sus lingotes de oro, así que no mentía, era su fortuna que vendía, pero se convirtió en ceniza.
Y pasó una niña, era huérfana, de esas niñas que siempre hay en los mercados que van de sitio en sitio, o bien le dan una manzana, o le dan un fruto, o le dan un bocadillo, o algunos céntimos, no tenía familia, no tenía a nadie. Y se puso delante del negociante y le dijo: “¡Buenos días señor! ¡Qué bonitos son su oro y su plata! Y que montón tan grande tiene usted de oro, ¿podría coger un puñadito? ¿Me lo permite usted? Porque brilla tanto.”
Y el comerciante la miró y dijo, pobre niña, le dijo: “sí, cógelo, pero no verás ni oro, ni plata, es mi fortuna, era mi fortuna porque ahora son cenizas.” Y dice: “¡pero brilla mucho!” y entonces la niña fue al montón de cenizas, cogió un puñado y se fue. Y yendo por el camino, poco a poco - adivinar mis semillas, se fue transformando esas cenizas en un lingote de oro.
Y la niña estaba tan contenta porque lo veía, ella veía el oro, ella veía la plata. Y al convertirse estaba tan feliz, tan feliz, porque por fin podría comer, y por fin ya no pediría más en las calles, si no tener una casa y trabajar. El comerciante al verlo, miraba con los ojos y no lo creía. Y se le acercó el amigo y le dijo:
Entonces empiezan los problemas, a estar mal, y a caer enfermos, porque tienen muchas preocupaciones sin darse cuenta de lo que tenían, así que mis semillas:
Vuestra sopa, para vosotros América que termináis el verano, y que vais hacia el otoño de nosotros, ¡haceros esa sopa de pura tiba! Y para los que vamos a empezar la primavera, vamos a hacer también esa sopa, para dejarnos y olvidarnos del invierno ¡y empezar con mucha alegría! La primavera y el verano, ¡con mucha alegría! ¡Porque será diferente y mejor!
Así que todo lo que deseéis se convertirá en oro, pero siempre con el corazón puro y vuestras manos, siempre lavadas y sin olvidar la mascarilla
Con todo mi amor,
Vuestra Jardinera