🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
Una vez había un joven que quiso ir a ver a un sabio para aprender, tenía una gran sed, de aprender. Quería saber y de preferencia todo, entonces se dirigió a ver al anciano, lo saludo correctamente y le dijo: “Maestro, quiero aprender y vengo para que usted me enseñe.”
Y le dijo: “muy bien, me gusta mucho, ojalá todos los jóvenes fueran como tú.”
Entonces el joven le hizo una sonrisa y estaba tan contento y orgulloso y le dijo: “¿por dónde empezamos? ¿De qué me va a hablar usted, maestro?” Y el maestro le dijo: “mira ¿ves allí enfrente de donde estamos sentados?” “¡Sí, hay un árbol muy grande!” Y le dijo: “en efecto es muy grande y hermoso.”
- “Bien, pues mira, vas a cortarlo, lo talas y vas a hacer una estatua.”
“Muy bien” contestó el joven, “me pongo a la obra.”
- “Pero sabes que, tengo que decirte, que tengo que ausentarme, tengo que irme durante un año y tendrás que hacerlo solo.”
- “¡No se preocupe maestro! Me pongo al trabajo” y se puso a trabajar.
Empezó a cortar el árbol, a trabajarlo, a pulirlo, e hizo una estatua muy grande. Después del año llegó el anciano, se sentó enfrente de la estatua, hizo un gesto que no le gustó.
El joven alumno comprendió. “No le gusta ¿verdad?” Y dijo: “tienes que hacerla más pequeña” de acuerdo maestro la haré más pequeña. Y le dijo: “¡muy bien! Mientras que la haces más pequeña, tengo que ausentarme y no volveré hasta el año que viene.” “De acuerdo maestro” y se fue el maestro.
El joven alumno continuó haciendo la estatua, y la hizo más pequeña. Y cuando llegó el maestro, la miró y dijo: “es mediana aún, era una estatua pequeña que tenías que tallar.” El alumno y joven se quedó decepcionado porque dijo, tanto trabajo, tanto esperar, tanto estar aquí y de nuevo lo miró al maestro y le dijo: “maestro me pongo enseguida a trabajar y haré la estatua más pequeña.”
Apenas el maestro había salido de viaje, no le dijo que tardaría un año, que hizo la estatua, pero antes el joven se sentó y dijo: “ahora comprendo,
ahora he comprendido.”
Y se puso a trabajar, lo hizo con ese entusiasmo, con ese amor, con esa alegría de hacer un trabajo bien hecho. Que estuviera todo bien perfecto, las líneas, hasta quiso pintar un detalle en blanco de un tejado, de un techo para que pudiera relucir más la estatua. La pintura era mala, pero pensó: no lo haré con esta, porque lo tengo que hacer con entusiasmo, con ilusión, y disfrutarlo, disfrutar el trabajo que hago porque es lo que me gusta y es la única manera que tengo de aprender.
¡Y así fue! En menos de lo que el maestro había dado la vuelta, cuando se giró, la estatua ya estaba hecha.
La miró el maestro y dijo: “¡qué belleza! ¡Nunca había visto una estatua tan bella y viva! ¡Está viva esta estatua, tiene una luz increíble! ¡Ahora te voy a dar el diploma, te lo has ganado!”
El joven saltó de alegría y estaba tan contento porque comprendió por fin la lección que tenemos que sacar todos nosotros:
Con todo mi amor,
¡Vuestra Jardinera!