🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
Una vez más, recibir ese aroma, ese perfume de las rosas de esta casa. Hermosas, y perfumadas, os la mando a vuestros corazones, que se llenen de ilusión, de amor y sobretodo que se cumplan vuestros sueños.
Pero vamos a compartir el mensaje. Estos mensajes a veces nos dan respuestas, nos ayudan a abrir los ojos y sobretodo a comprender. Todos, todas mis semillas, mis estrellas las más hermosas, (cuando digo estrellas es femenino y masculino eh), para todos, para todos. Hermosísimos, conocéis y lo sabéis y cuando recibo vuestras respuestas, Dios mío, doy gracias a Dios, porque sois mejor que servidora cuando escribís, cuando habláis. Y servidora siempre os lo dice con esta simplicidad, pero con todo el corazón. Hoy va a hablar de un padre y de un árbol.
De un padre con toda su experiencia y de un árbol . Había una vez un padre, que ya era mayor, y estaba enfermo y sabía que pronto llegaría su hora. Y pensó: tengo que hablar a mis hijos, tengo que hablarles, y dicho y hecho. Les llamó y eran tres hijas que tenía este padre, el padre había viajado mucho, trabajaba también mucho, y tenía mucha experiencia y mucha sabiduría y le llamó a las tres hijas y les dijo: Mirar hijas mías, quiero pediros algo, especialmente a la mayor. Cuando me muera, que llegará mi hora, y le contestaron no hables así padre y la mayor le dijo: te escuchamos. Y le dijo: Cuando llegue la hora antes de enterrarme me cortaréis el dedo índice, el dedo índice me lo cortáis y lo enterrareis en el jardín. Las tres lo miraron, la mayor no sabía si llorar o la indiferencia, la mediana se quedó pensando y la más joven indiferente totalmente, no le importaba nada. Y al día siguiente ese padre murió.
Al morirse las tres hijas hablaron entre ellas y recordaron lo que les había dicho su padre y estaban de acuerdo que estaban de acuerdo que tenían que enterrarlo, el dedo índice de la mano derecha, el dedo índice de la mano derecha, era un detalle.
La mayor era muy controladora y quería mandar. Ella tenía amor y odio, deseaba lo peor y al mismo tiempo lo mejor. La segunda como hemos dicho ni blanco ni negro y la tercera, la indiferencia total, sin corazón, sin corazón o el corazón de piedra. Así somos los hijos. Todos del mismo vientre y todos diferentes.
Entonces le cortaron el dedo índice y fueron a enterrarlo en el jardín.
Al día siguiente cuando se levantaron vieron un árbol grande, grande, grande, lleno de frutas y dijeron: ¡Qué raro! ¿Cómo es posible? ¡Vamos a ver! Y fueron las tres y cogieron una fruta diferente cada una, la probaron y dijeron: ¡Mmm qué rica! Tenían sabores exquisitos y saciaban mucho, con una fruta ya tenían para toooodo el día, estaban saciadas y tenían una alegría empezaron a pensar, a crear, cada una tenía una idea, cada una tenía unos.. ¿Cómo podría explicarlo? Cada una tenía propósitos interesantísimos para empezar a crear, a dibujar, a cantar, a hacerlo todo, a hacerlo todo. Y cada día comían una fruta y una fruta diferente de este árbol y pensaron: Vamos a ser muy ricas porque fíjate estamos saciadas solo con una fruta. Pero al pasar la gente veía que ellas eran felices y tenían verdaderamente todo. Era como si hubieran ido a Orlando, si hubieran tenido aguacates, frutas, de todo, de todo. Caramelos, chuches, de todo y la gente estaba sorprendida porque las veían felices y no sabían qué pasaba.
Y un día un vecino le dijo: “¿Podría saber de dónde viene esa fruta? Y dijo: de este árbol. Y lo invitaron, cogió una fruta y dijo: ¡Huy que buena! Pero se fue diciendo y todo el pueblo vino a comer. Comieron y se saciaban, estaban contentos, todos llenos, llenos, llenos porque les daba el alimento esa fruta: Del cuerpo y del corazón, y el conocimiento del cerebro. Pero no comprendían de dónde venía y que era ese árbol, y como siempre, en todas las ciudades en los pueblos, en las aldeas hay siempre una persona que piensa diferentemente.
Y vino y les dijo: Oye, es una tontería lo del árbol. ¿Cómo puede un árbol dar tanta fruta y lo creéis. ¿Cómo un árbol os puede dar todo lo que estáis diciendo? Que si la sabiduría, que si el conocimiento, que estáis bien. Esos son tonterías. No puede ser, no lo creáis, no creáis, dijo.
Pero es que nuestro padre nos lo indicó. Entonces echó a reír. ¿Cómo podéis imaginar que de un dedo muerto pueda salir y nacer ese árbol y tantos elogios que estáis y que dicen de él! ¡No! ¡No! ¡No! Eso es mentira. La hija mayor se puso a pensar y dijo: Bueno quizás sí, porque como era muy aniñada, no quería crecer y se quedó aniñada. Y dijo quizás si es verdad con una vocecita ¿Y si ese hombre tiene razón? Porque nuestro padre nos dijo su dedo pero es verdad, es un dedo muerto. La segunda dijo: Bueno mientras yo vaya comiendo, no me importa, pero quizás tiene razón y la pequeña dijo: Podéis hacer lo que queráis eh, porque de todas maneras a mí no me afecta. Solo como porque son muy buenos. Pero la mayor dijo: Es verdad, vamos a cortar el árbol, lo cortamos.
La segunda dijo ¡Pues qué tardamos! Y la pequeña dice que conozco a alguien que vendrá y lo hará enseguida. Y así fue, llamaron a un leñador y cortó el árbol. Al cortarlo se murieron los frutos, se murió toda la plantación del jardín, las flores, todo se quedó muerto, todo. Y qué sorpresa de la gente cuando pasó y dijo: ¿Qué ha pasado aquí? No hay vida. Y las tres hijas se miraron y entonces una vez más la mayor dijo:
Así es, nunca nos dimos cuenta que nuestro padre era sabio, inteligente, que sabía hacerlo todo y que debido a su edad nos ofrecía el conocimiento con el árbol y la vida que él nos dio y nosotras tontas hemos creído lo que dicen. Le hemos dado tanta importancia a los que no conocemos y a los que no nos importa que todo se ha muerto a nuestro alrededor y lo hemos perdido por ambición, por controlar, pero no creímos que lo que nos daba nuestro padre, era el conocimiento de una vida.
Ese hombre igual plantaba una flor, construía una casa, en un valle, ponía piedras, igual trabajaba la madera, te hacía una cocina como madera para poner la cama una cama lo que sea arreglaba joyas, cosía máquina , o cosía a mano, hacía de todo de todo. Hasta sabía hacer la cocina, maquillar, porque la vida le enseñó, que para llegar a ser un sabio tienes que empezar por abajo y no como las hijas que empezaron por arriba cuando hicieron la casa, las hijas empezaron por el tejado y todo se derrumbó porque pensaban en ellas y solo vivían para ellas eran más importante ellas que lo que podían sacar de aprendizaje y el padre empezó de abajo.
Era un niño y lo llevaba su padre a arreglar una plancha que no funcionaba a un taller siempre le daban un trabajo para que estuviera ocupado. Y así fue como aprendió cómo se hizo un nombre y cómo dio la vida a tres estrellas que no supieron apreciar y que se quedaron sin árbol de vida.
Mis semillas valorar lo que tienes, valorarlo, por muy malo que sea un padre o una madre, dar siempre gracias a Dios. y el día que podáis hablar, hablar, porque hay un día que cojen el tren y se van y no podremos mas hablar con ellos por que hay muchos trenes pero ninguno va a la misma destinación. Solo los que se van tienen el privilegio de ir a una estación especial, donde hay fuentes de vida, de Luz y de alegría y donde la felicidad es eterna.
Con todo mi amor
vuestra Jardinera.