July 28, 2021

Sencillamente Humildad

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Estamos en el Japón, en la época de los samuráis y todos hablaban de un samurái joven, que era el más valiente, el más fuerte, era también el más guapo, el más apuesto, pero sobre todo derrotaba a todo el mundo.

Y un día, el decano de los samuráis comentó con los ancianos. ¿Habéis visto el joven samurái? ¡Qué valiente, qué fuerza tiene, que arte! Cómo vence siempre, cada vez que está haciendo, taekwondo, judo, vence a todos. O cuando hace sus ejercicios como samurái.

Y todos sonreían y le decían: Sí, sí maestro. Sí maestro, sí. Pero había un anciano, que lo miró y le dijo: “No sé que estáis alabando, ni de que gloria estáis diciendo, pues yo lo veo como un samurái igual que los otros. ¿Qué diferencia hay? ¡Que él es más fuerte! Contestaron todos.

¡Ah! Bien, pues entonces, vamos a hacer una prueba. Os desafío a todos y vamos a luchar, él conmigo. Y quien gane podrá sonreír y se lo reconocerán. ¡Huy! le dijeron, maestro Samurái, le pedimos y le imploramos que no lo intente porque tiene una fuerza descomunal, lo matará. Bien, que así sea, vamos a probarlo. ¡Por favor no! No, maestro no, usted es el sabio es el más mayor, apenas se puede mover. Vamos a probarlo insistió el viejo samurái.

Y le dijeron al valiente todopoderoso: “Tenemos esta proposición que hacerte, todo dependerá de ti”

-JA JA JA JA, dijo el joven prepotente y orgulloso. ¡Claro que sí! Acepto el desafío.

Entonces se pusieron en la sala uno enfrente del otro. El primer ataque, le dio un golpe tan fuerte al viejo samurái que empezó a tambalear un poco y casi se cae. El joven samurái empezó a reír. “¡Lo voy a terminar, lo voy a terminar! Es demasiado viejo.”

Pero el maestro viejo le dijo continuamos, continuamos. “Bueno allá usted”. Y de nuevo empezó. Dos golpes muy fuertes que casi lo tira por el suelo, pero dio un salto, el viejo samurái, se levantó y de nuevo dijo: Continuamos.

Entonces el joven se giró y dijo “Ya he ganado, para mí, ya he ganado.”

Y le dijeron: “No. Es aquel que se quedara en el suelo y que no podrá levantarse, el que gane.” Y en ese momento el viejo samurái le dio un golpe y cayó al suelo redondo.

El joven viéndose en el suelo no podía levantarse, y lo miró y dijo: Imploro que me ayuden a levantarme, no puedo. Todos los samuráis se pusieron de rodillas delante del viejo hombre y le dijeron: “Habíamos dudado”

El viejo hombre le contestó:

La duda es humana, pero es la Fe que te da la fuerza y si dudas la Fe se va. Y lo que le ha hecho perder es creerse que es joven y que es poderoso. Nunca hay que gloriarse ni de sus fuerzas ni de su conocimiento ni del poder que tenga uno, porque la caída es más grande.

Así que el joven una vez que lo levantaron, se inclinó hacia su viejo rival, podríamos decirlo así.

Se inclinó, le dio las gracias, y dijo:

“Mi primera lección, la humildad”

Y se retiró. Y el viejo anciano fue con los sabios a tomarse un té, a reír y a decir: También hemos sido jóvenes. La prepotencia, el orgullo, la vanidad nos mueve, pero no nos da ni la Fe ni la fuerza.

Mis semillas, llega un momento donde creemos que somos como ese joven, frenemos un poco nuestros impulsos y miremos si podemos llegar o no, si podemos obtener solo ser un director de un hotel, de un restaurante o ser un buen Maestro.

La humildad, es más grande que el poder, aunque creáis lo contrario. Y si tienes Fe nada ni nadie nos puede vencer.

Creedme, probadlo y veréis.

Con todo mi amor

La Jardinera.

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