Vanidad vs humildad

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Mis Queridas Semillas,

En una ciudad había un hombre ¡y ese hombre era muy vanidoso! ¡Muy, muy vanidoso! Todo el mundo lo conocía, pero nadie le decía nada, entonces siempre decía: sí porque yo tengo esto más bonito, más grande, vivo en una casa maravillosa, mis trajes son más hermosos. ¡Era muy vanidoso!

Y un día se encontró con un joven. Y dijo este señor: “¡Huy! este, ya verás, ¡me voy a reír de él!”

Y le dijo: “¡Hola joven!”

El joven lo miró y dijo: “Buenos días señor”

“¿Qué tal cómo está?”

“bien, bien”

Y dice:

“Sabes joven, tengo en mi casa un tambor tan grande, ¡tan grande! que no cabe en un estadio de fútbol.”

El joven lo miró, sonrió y le dijo:

“Pues yo señor tengo una vaca en mi casa donde vivo, tengo una vaca que es tan grande, tan grande, tan grande que cuando pone las patas de delante para andar, tiene que esperar ¡un día! Para poner las patas traseras.”

El hombre lo miró y se echó a reír y dijo: “¡es imposible! ¡Eso no existe!”

El joven lo miró y le dijo: “tiene usted razón señor, es igual que el tambor, como quiere usted hacer el tambor si no hay una vaca tan grande como la mía.”

Entonces el hombre, bajó la cara, ¡tuvo vergüenza! Y se fue sin decir nada.

Mis semillas muchas veces queremos aparentar y a veces decimos lo que no tenemos, a veces queremos un sopa de camarones, donde no los hay y otras veces nos olvidamos que somos muy grandes, que tenemos un hotel restaurante, que tenemos una casa de pensión. Que tenemos riquezas incalculables, pero esas no las nombramos porque no les damos importancia, pero si nombramos que somos capaces de hacer maravillas cuando es mentira, la vanidad.

No olvidéis el tambor, contentaros con decir lo que tenéis o a veces mostrarlo cuando es el momento, es más rico aquel que no dice nada que el que vende lo que no tiene.

Muchos dicen: tengo prestigio, mi nombre es muy conocido en mi país.

Y resulta que duerme en un corral, porque está en la calle.

Otros dicen, siempre estoy llorando por el pasado, porque tenía una nómina, porque tenía un trabajo, pero ahora no quiere trabajar, ahora llora sobre sí mismo.

Otros dicen: he progresado, ya no soy la misma de antes, hace 70 años que estoy en la Enseñanza y he cambiado, y resulta que comete los mismos errores personales.

El cambio tienen que verlo los otros, el cambio te lo tienen que decir que eres un Maestro o que eres una persona con muchísimas cualidades. Allí te lo puedes creer, pero no te creas aquello que la sociedad te vende, porque es falso.

Mis semillas si sabéis que lleváis la Luz Divina dentro, si sabéis que sois Luz, si sabéis que brilláis de esa Luz divina, ¿qué queréis más? No necesitáis nada más, simplemente vivir el día a día, avanzar y poner un pie delante del otro porque así no dejaréis huella, pero dejaréis lo que habéis aprendido, transmitirlo, ¡si no se perderá!

¡Que paséis un feliz domingo! ¡Que estéis alegres! Que os abracéis, que mandéis besos y abrazos, aunque estén lejos y, sobre todo, dar gracias al Universo por ser felices, por estar bien, poder ver el sol y poder andar.

Con todo mi amor,

La Jardinera