🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
Estamos en un lugar maravilloso rodeado de unos árboles más que centenarios y estamos en el medio como si nos abrazaran. Nos han acogido, nos han abrazado, nos están cogiendo entre sus brazos y su corazón, nos han puesto unas piedras para podernos sentar.
Sus raíces son como manos que nos acarician nuestros pies y sus hojas son almohadones que al pisar ¡son suaves y tiernas! Está todo recubierto de hojas de todos los colores y de musgo, todo precioso y divino, aquí en el invierno hay muchos fungi, champiñones, muchas zetas. Y es precioso venir a recogerlos, porque las hojas cambian de color, color ocre, amarillo, rojas, son avellanos, son abedul, son castaños, también son robles, de todo hay, ¡de todo! ¡Y es maravilloso! Porque nos ha acogido, estamos en el medio y han hecho como una corona, y nos acarician y nos abrazan.
Por eso hoy vamos a compartir algo que seguro os gustará.
Había una familia muy rica, como los ricos de esta época, Bill Gates, el ras, este que inventó los coches eléctricos, muchos ricos, muchos ricos, también el de Zara, ¡muchos multimillonarios! Y uno de ellos dijo a su hombre de confianza, le dijo: “vas a escribir para mis herederos, porque quiero que cuando muera, ellos puedan estar orgullosos de la riqueza que les voy a dejar.”
Entonces se fue su hombre de confianza y secretario, se fue a su despacho y empezó a escribir.
“Señor tal, tiene una fortuna inmensurable, el más rico del planeta, su hijo: una fortuna, su nieto: una fortuna, su bisnieto: una fortuna, su tataranieto: una fortuna.” Y fue diciendo así, toda una generación hasta que ya no encontró más. Después de unos días terminó y le dijo:
“Señor, aquí tiene lo que me pidió”
El hombre rico, el más rico del planeta leyó y dijo:
“Pero qué es esto, aquí solo está mi nombre y pone que soy el más rico, después de mí viene mi hijo, viene mi nieto, viene mi bisnieto, mi tataranieto y así, así. “
Y enseguida dijo: sí señor.
Dijo: “Pero esto no es lo que te pedí”
Y el empleado le contestó:
“Señor, si usted quiere dejar un legado, deje su sabiduría:
¡Enseñe a sus hijos lo que es el amor!
¡Enseñe a sus hijos lo que es la lealtad!
¡Enseñe a sus hijos lo que es la piedad!
¡Enseñe a sus hijos lo que es la humildad!
¡Enseñe a sus hijos a compartir!
¡Enseña a sus hijos quién hay en el planeta, como viven sus semejantes, como viven los pobres!
Enséñeles a sus hijos a respetar a los animales,
Enseñe a sus hijos a cuidar de los mares.
Ese legado tiene que dejarle, el legado de la sabiduría, el legado del conocimiento.
Discúlpeme señor, si no supe interpretar la riqueza que para usted es el poder y la pobreza que para mí es la sabiduría y el conocimiento.”
Así es el ser humano,
con todo mi amor,
La Jardinera