September 02, 2021

El amor de la amistad

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🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera

Hay una brisa agradable, un rincón precioso del jardín, refleja mucha luz, mucha paz. Hay unas plantas maravillosas salvia, kalanchoe, otras florecitas rosas muy bonitas. Las de miel, las alegrías de la casa o impacientes. Los claveles de la india, los pajaritos, y tenemos un soldado, que guarda este rincón.

Es un soldado de terracota, aquello que encontraron lo hemos puesto en este rincón porque va a ser nuestro guardián. Cuando vengan aquí, a la Rose de Pyrenée verán ustedes qué rincón más bonito. En medio de los cerezos, manzanos, perales, uvas, ciruelas, ciruelas claudia, ciruelas de toda categoría y sobre todo la uva. Mirable la ciruela mirabel y uvas, hay de todo y también fresas cuando es la época. Ese recuerdo va para Hilda, porque es nuestra recolectora de fresas, es ella quien se dedica a recolectarla.

Nos preparamos bien para compartir con mis semillas, que estamos en otro rincón nuevo de esta casa que descubriréis. Pero sobre todo se está terminando el verano. Ha empezado ya Septiembre aquí, vosotros en América estáis terminando ya quizás el invierno os preparáis para la primavera pero nosotros estamos aun con ese sol, que aún calienta no está tímido. Está suave, pero tenaz y nos invita a relajarnos, a estar bien, para que podamos compartir con todos ustedes este mensaje.

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Había una vez una madre, con su hijo estaban paseando a la orilla del mar. Estaban andando, cogían piedrecitas, crustaceos, para hacer collares y de pronto el niño le aprieta fuerte la mano a la madre, la madre lo mira y ve que estaba llorando.

- ¡Hijo!, ¿Qué te pasa hijo? ¿Por qué lloras? ¿Qué son esas lágrimas, no eres feliz?

- Sí mamá, soy feliz

- ¿Pero qué te pasa?

- Es que ya llega el final del verano

Y le dijo la madre: “Pero hijo volveremos a casa. Está la escuela, nuestra casa, todos nuestros amigos. La gente se acuerda de nosotros. Y toda nuestra rutina.”

-No, mamá yo no quiero irme, quiero quedarme.

-Pero por que?

-Es que tengo una amiga. Tengo una amiga que la amo mucho, la quiero mucho. Y no quiero dejarla, quiero estar con ella y me quiero quedar aquí con ella.

Y la madre sonrió, levantó la cabeza hacia el cielo, diciendo: “Madre mía, ya empezamos.”

No sé a qué se refería esa madre, pero las que han pasado por ahí ya saben muy bien lo que quería decir. Y entonces le dijo:

- Ven hijo mío tú no quieres irte por que tienes a esta amiga que la amas, y no quieres dejarla

- No, mama.

-Bien, pues te voy a dar un ejemplo y estoy segura que lo comprenderás. Siéntate aquí a la orilla del mar.

Se sentaron los dos, y la madre cogió sus dos manos, es decir, las manos de su madre las llenó de arena. En la mano derecha tenía llena de arena, entonces empezó a apretarla fuerte, fuerte, fuerte. Y a medida que la madre iba cerrando la mano, fuerte, fuerte, la arena se iba escapando y se iba tirando, iba cayendo de nuevo hacia el mar. Y en la otra mano (en la mano izquierda), la había llenado también de arena, pero esa la tenía abierta y se había quedado la arena intacta. No se había movido ni un gramo, estaba intacta.

Y la madre le dijo: “ves hijo, cuando se ama a alguien, pasa como en esta mano derecha. De tanto querer y poseer, se nos escapa y se van. Pero si sabemos dejar que cada quien haga su vida, entremos en casa, vayas a la escuela, hagas tus deberes, encuentres tus nuevos amigos (y los que ya dejastes), cuando vuelvas, encontrarás de nuevo la mano llena de arena. Porque será tu amiga, esa amiga que tanto amas te estará esperando y estará deseando estar contigo.

Siempre hay que hablar con la verdad y siempre hay que amar con el corazón y así guardarás la amistad, y el amor.

Esas fueron las explicaciones que le dio y el ejemplo la madre a su hijo. Cuanta razón tenía, porque hoy queremos vivir muy rápido poseerlo todo, pero dejamos escapar esos pequeños detalles. Que pensando que hemos hecho muchas cosas. El otro dia estuve limpiando las duchas con el cepillo de dientes usado, pero va muy bien porque deja las duchas muy limpias, pero hay un momento para limpiar. Otras veces he barrido, he limpiado los lavabos, hecho las camas, la cocina, las compras, me he cuidado del jardín, he regado. Solo se ve, aquello que uno quiere ver, pero si observaremos lo que hacen todos, durante todo el día, nos daríamos cuenta que no hay que llorar sobre uno mismo, si no al contrario: Alegrarse. Porque al día siguiente volvemos a empezar.

Y eso es lo que le pasaba al niño, no era el día siguiente, era al año siguiente volvería a encontrar el amor, su alegría, su cariño.

Mis semillas desde este rincón maravilloso os mando las flores sus olores a miel, el sonido de los pájaros y el amor de vuestra Jardinera.

Estáis felices, estáis bien, hemos hecho un mensaje muy bonito. Recordemos que si queremos todo, lo perderemos, pero si vamos guardando poco a poco, iremos teniendo cada vez más y podremos guardar los amigos y podremos encontrar otros más maravillosos.

¡Seáis felices! Dar gracias siempre a Dios y vivir con la armonía y la paz. Y hoy damos gracias a este rincón que se ha llenado de alegría y de felicidad.

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