🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
Hoy vamos a ver lo más alto, lo más grande y lo más pequeño, diríamos, e insignificante para algunos. Se trata del águila real y del escarabajo.
Érase una vez una liebre que estaba corriendo ¡y tenía mucho miedo! Porque el águila la estaba cazando. Y se encontró al escarabajo y le dijo:
“¡Escarabajo! ¡Por favor, por favor! sálvame ayúdame, ¡ayúdame! mira el águila, me quiere comer, ¡ayúdame!”
El escarabajo dice:
“Voy a hacer todo lo que pueda, no te preocupas, yo voy a hacer todo lo posible”
Y el escarabajo empezó a chillar y le dijo:
“¡Águila! ¡Águila! Por favor te suplico, no te comas a la liebre, no te la comas, vez a cazar, hay mucha caza en el bosque, déjala a la pobre liebre, ¡no te la comas!”
El águila miró al escarabajo y dijo:
“Ni siquiera me doy la pena de responderte, eres tan pequeño, tan insignificante, que ni siquiera te miro”
Entonces cogió a la liebre y se la comió. Bajó sus garras y se la llevó y se la comió.
El escarabajo estaba muy triste y dijo:
“no puede ser, no puede ser, la liebre era mi amiga, pues ella sabía muy bien que iba siempre a comer las últimas uvas que quedaban en las viñas o también si había alguna hierba buena, pero siempre donde ella estaba, yo tenía también mi comida, ya que principalmente los escarabajos, vivimos de los excrementos que nos dejan los animales.”
Allí están las vitaminas, allí están las semillas, muchos animales comen las uvas, las frutas, pero las semillas, las evacuan enteras, no las digieren todas, entonces esas semillas son alimento para los escarabajos.
Si habéis visto alguna vez, cuando terminan de depositar sus excrementos que sean los caballos, los elefantes, la vaca misma, siempre está lleno de escarabajos. Porque saben que van a encontrar un menú exquisito delicatessen y algo muy importante para la salud de esos escarabajos, y otros bichos, claro está.
Decimos bichos, pero son seres vivos y maravillosos.
El escarabajo dijo: “no puede ser, no estoy de acuerdo con el águila. Le pedí ayuda y se lo supliqué.”
Bien, ¿qué hizo?
Empezó a ir de un lado al otro y cuando encontró al nido del águila, cogió y empujó como si fueran pelotas de excremento y empezó a empujar y empezaron a rodar los huevos, rodando hasta que se perdieron.
Cuando vino el águila, dijo: “¿Y dónde está mi nido?”
Pues no estaba, no estaban allí los huevos de esos futuros aguiluchos.
Así que el águila tuvo que hacer otro, hizo otro y el escarabajo empezó a hacer la misma operación. Empezó a empujarlos y a hacerlos rodar, y se fueron a la naturaleza.
El águila estaba muy furiosa porque dijo: “¡no puede ser, no puede ser! ¡Que me llegue a mí, soy el águila real! Puedo todo, veo todo, vuelo más alto que ningún pájaro. ¿Cómo puede ser? “
Y dice: “Ya se dónde voy a depositar los huevos”
Y fue a preguntarle a Zeus el dios de la mitología y dice: “Zeus, puedes guardarme los polluelos que voy a hacer.”
Y Zeus le dijo: “claro que si”
Y como estaba sentado, el águila depositó los huevos en la rodilla de Zeus.
Y entonces pensó el águila: “¡Ajajá! Allí no llegarás, eres pequeño, insignificante, no podrás, ni tampoco a ese dios podrás alcanzarlo.”
Pero, siempre hay un as bajo la manga, decía un amigo mío. ¿Qué pasó?
Pues que el escarabajo cogió una pelotita de barro y la lanzó con toda su fuerza a la rodilla de Zeus.
Zeus cuando vio esa bolita de barro que era como una mancha dijo: “¡huy! ¡Mi túnica!”
Se levantó de golpe y con la mano sacudió para no ensuciar su túnica dorada. Y en ese instante, una vez más, los huevos del águila cayeron al suelo y se fueron rodando.
El águila dijo: “Esta vez sí que he comprendido, esta vez he comprendido que no es suficiente ser el más grande, el más valeroso, el volar más alto, ¡el poseer todo! Si no aquel que siendo tan insignificante puede lograr más que el más grande.”
Así que mis semillas, si habéis pensado porque medís 1 metro 50 de altura, sois gigantes porque aquellos que miden 2 metros solo pueden hacer un trabajo: baloncesto, o poner bombillas en las calles, ya que los faroles están muy altos, pero no podrán hacer un trabajo de los que nosotros medimos medianamente.
¡Así que ser felices! ¡Dar gracias! Y ayudar siempre a aquel que lo necesita. Porque hoy era la liebre, mañana no sabemos. Pero ese pequeño escarabajo la defendió, y en su honor le dio una buena lección al águila, no se trata de venganza, se trata de ingenio y se trata una vez más de mostrar la verdadera amistad y que cuando está ese amor tan grande, no hay límites, ni rivales, ni barreras, ni muros que te impiden lograr lo que verdaderamente tienes que hacer o deseas.
Mis semillas, muchas veces pensamos:
Me ha hecho esta jugarreta o está mala pasada, me voy a vengar, se lo haré pagar. Hay muchas maneras de hacerlo y sobre todo la paciencia porque llega cada instante y a cada persona, cuando menos lo espera, llega.
Con todo mi amor,
La Jardinera