December 22, 2021

La bondad es abundancia

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🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera

Mis queridas semillas,

Se acerca la fiesta que cada año es más maravillosa. Y repito de nuevo, ha llegado ese año donde podremos abrazarnos, darnos la mano y sobre todo compartir, ¡compartir la mesa! Con nuestros amados abuelitos, las personas queridas, nuestras familias, amigos, nunca olvidéis la amistad ni los amigos, ¡nunca! Y recordar si hay alguien que está solo, aún más.

Por eso en estas fechas, hay una historia muy bonita.

Había una niña en una ciudad, que era huérfana, y estaba en la calle andando, mirando los escaparates, mirando la gente y todos compraban regalos, miraban, y ella iba andando, andando. Y cuando ya cerraron las luces de la ciudad, cerraron los almacenes, entonces ya se fue para el bosque. Al entrar en el bosque, allí tenía siempre un cobijo, un lugar para dormir.

Al entrar en el bosque encontró un ancianito, el anciano le dijo:

“Niña, ¿tienes algo para comer? Estoy hambriento, no he comido nada durante el día”

Y la niña era muy pobre, solamente tenía un abrigo, un gorro para cubrirse la cabeza y un trozo de pan. Entonces la niña le dijo: “sí” y le dio su pan al abuelo, a este anciano.

El anciano cogió el pan, empezó a comerselo, y le sació el hambre y estaba contento y feliz y le dijo:

“Niña, que Dios te lo devuelva”

La niña le sonrió y continuó su camino hacia el bosque.

Y andando más adelante encontró un niño y le dijo:

“Hola, mira tengo mucho frío en la cabeza, tengo mucho frío, ¿no podrías darme tu gorro? Tengo las orejas todas heladas.”

Y la niña le dijo: “Sí”

Se sacó el gorro y se lo dio al niño. El niño se lo puso, y tan contento se fue corriendo y feliz.

Pero apenas había andado un poquito más, unos metros, que vino y se acercó otro niño le dijo:

“Estoy tiritando, tengo tanto frío, que se me mueve todo el cuerpo, ¿no podrías darme algo para taparme?”

Y la niña le contestó: “Claro que sí”

Se quitó su abrigo y se lo dio. El niño se lo puso, el abrigo, y entró en calor de nuevo y estaba tan contento y tan feliz que fue corriendo corriendo para buscar un lugar. Ya estaba calentito y feliz.

Y la niña continuó andando hasta que llegó cerca de un árbol y en ese árbol se sentó la niña. Tenía tanto frío, tanto frío, que no podía moverse, ¡no podía moverse! se acurrucó, bien escogidita allí contra el árbol y dijo: “Ya pasara el frío.”

Y entonces se estaba quedando casi helada y miró al cielo, y al mirar al cielo vio las estrellas que brillaban, brillaban, brillaban, brillaban ¡tanto brillaban! Que empezaron a caer del cielo sobre ella.

Y ella se preguntaba: “¿Qué pasa?”

Y entonces empezó a caer un tejido de lino, de seda, de lana y empezaron a tapar su cuerpo. A abrigarle, a poner un vestido, un abrigo, unos zapatos, unos calcetines, unos guantes y después había una cosa redonda que empezó a caer, y brillaba, brillaba, y eran monedas. Monedas de plata como las estrellas, monedas como las estrellas, y entonces la niña cogió esas monedas, estaba calentita, las recogió y se fue a la ciudad.

Y ya nunca más le faltó nada, fue feliz para toda su existencia, pudo comer, pudo tener fuego en su casa, pudo tener su cama, pudo tener su mesa, y sobre todo abrió la puerta de su casa para todos aquellos que no sabían a dónde ir.

Esa fue su recompensa, aquellas palabras del anciano:

“Dios te lo pagará niña.”

A veces cuando encontramos personajes pobres, que nos iríamos de miedo de verlos, o a veces, nos daría asco de acercarnos a ellos. Nunca sabemos quién son o lo que representan. Esa fue su recompensa y estos días de fiesta vais a ser muy felices, mis semillas porque no vais a tener miedo.

No escuchéis la televisión, repito, no escuchéis la televisión. Es el miedo que quieren que tengáis para no festejar estas fiestas que son vuestras y no pertenecen ni al estado ni a nadie, ¡son vuestras!

Este último o penúltimo virus, no es fuerte, podríamos decir que es una cosa minúscula, pero se contagia mucho más que otros virus, pero es flojísimo. Por eso dicen de ponerse la tercera vacuna, que la han llamado Moderna, porque no es como la del Covid, es más floja y no es fuerte como la del Covid, no nos hará daño, pero sí que quiere eliminar ese Omicron, como lo llamen.

¡No tengáis miedo, no tengáis miedo! Las defensas siempre que estén fuertes y sanas, vuestra mascarilla y lavaros las manos.

Y podréis hacer como esa niña, ¡dar! Porque es la generosidad, tener empatía hacia los otros, digo bien empatía, que llenará vuestro corazón de amor, de generosidad, de abundancia, de bondad. Y al llenarlo se irán los celos, las envidias y los malos pensamientos.

Felices fiestas, feliz Navidad, no tengáis miedo y aprovechar de estar con los vuestros y compartir esa mesa tan hermosa, tan linda, porque es vuestro día, disfrutarlo con amor y con alegría, besos, besos y besos y muchísima, muchísima generosidad. Aunque sea un beso.

¡Gracias niña! ¡Gracias niña! Que nos haces abrir aún más los ojos y recordar que estos días todos nos merecemos esa felicidad.

Con todo mi amor,

Vuestra Jardinera

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