March 01, 2022

La inteligencia en la sencillez

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🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera

Mis queridas semillas,

Había un sabio turco muy renombrado, tenía mucha fama porque era sabio y siempre encontraba una solución.

Y un día llegaron 3 monjes eruditos y dijeron:

Tenemos deseos de conocerlo, ¡Vamos a conocerlo! y también a aprender. Al llegar los 3 monjes lo saludaron, y ¿Cuál fue su sorpresa? Que era un sufi habréis oído hablar de los sufíes Son extraordinarios, empezaron esta religión, filosofía o filosófica, las dos cosas. Antes del Islam y donde más había era en Turquía.

Estos sufíes tienen una vida muy normal, están casados, tienen hijos, creen en Dios, en sus profetas, en sus santos. Pero llevan una vida muy recta. ¿Qué quiere decir recta? Que, teniendo la familia, teniendo un trabajo, lo que hacen, sobre todo, es cumplir con la palabra, no mentir, hablar siempre con la verdad y cada uno tiene una profesión y cada uno trabaja de lo que es apto pero llega siempre un momento en el día donde se reúnen para leer los libros sagrados, orar, pedir favores para pueblos, para gente, para enfermos y conocen muy bien que con esas plegarias pueden sanar, pueden ayudar y pueden darlo todo.

Los sufíes son también estos religiosos que necesitan cuando oran, hacen como un cántico, cantan o hacen su plegaria, pero con la voz, es decir, no en silencio. Y van a un ritmo que empieza muy suave y va terminando más rápido y un movimiento de cabeza y de cuerpo. De atrás hacia adelante, de adelante hacia atrás. Como un movimiento y van dando vueltas, van dando vueltas.

Otros lo hacen en círculos, vestidos de blanco, con una especie de, no sé cómo podría llamarle, quipi, se llama, como sombrero cónico del mismo color, blanco y empiezan a dar vueltas, a dar vueltas y mueven simplemente un pie. El pie derecho lo tienen casi fijo, va haciendo rotaciones en el suelo mientras con el otro pie se empujan para dar vueltas. No se marean pero sí que caen en una especie de conexión directa con la Luz, conexión directa con Dios.

Algunos reciben mensajes, otros simplemente están con la iluminación, es algo extraordinario, así que nuestro sabio era un sufi. Los dos monjes dijeron: ¡Qué suerte tenemos! Generalmente los sufíes pasan sus vidas siempre, cada día, cada día a estudiar y siempre a hablar la verdad, decir la verdad, nunca mentir. ¡Nunca! Y siempre andar con un camino recto y es como un grupo de compañeros o un grupo que siempre va a ayudar a quien más lo necesita, pero siempre en grupo.

Llegan, les ayudan a hacer la casa o el trabajo que estén haciendo y una vez que han terminado, se van. Viven sin lujos, simplemente con las comodidades que necesitan. Ni más, ni menos y con un gran respeto al Universo y al Creador.

El primer monje le dijo: ¿Puedo hacerle una pregunta? Y le dijo: Sí. Muy amablemente.

Maestro sufi, ¿podría decirme dónde está el centro de la tierra? Y él le contestó: dónde está la pata izquierda de mi asno, de mi burro. El monje se quedó sorprendido, no dijo nada y se retiró.

El segundo monje se acercó y le dijo: Maestro sufi, ¿cuántas estrellas hay en el cielo? Y él le contestó: las mismas estrellas que pelo tiene mi burro.

El monje se quedó sorprendido, se inclinó y se retiró. Cuando llegó el tercero le dijo:

Maestro sufi, ¿cuántos pelos tengo yo en mi barba?

Entonces el maestro le contestó: la misma cantidad de pelo que tiene mi burro en su cola. Y ¿cómo está usted tan seguro? le dijo el monje.

Bueno, arránquele el pelo de la cola y arránquese usted cada pelo de su barba y los pone lado a lado y podrá saber si tiene la misma cantidad.

Se inclinó y se fue, los tres decepcionados, ¡muy decepcionados!

Mis semillas, cuando hay personas que quieren hacer preguntas inteligentes, hay respuestas inteligentes, cuando hay otras personas que van solo para medir su inteligencia, el conocimiento, la sabiduría, entonces tienen las respuestas adecuadas. y es lo que el maestro sufi les contestó a los tres monjes. nunca más volvieron.

Y el maestro sufi continuó con su labor, era alfarero, estaba haciendo cuencos, y también vasijas, continuó, y cuando terminó, las puso a secar y terminó su día cantando sus plegarias y sus oraciones para el Cielo, a fin que siempre caiga algún ser de este planeta tierra que pueda encontrar la paz y que cese la guerra.

Pensarlo bien mis semillas, que muchas veces nos atontamos cuando estamos delante de un profesor y no sabemos que preguntar y hacemos una pregunta incongruente, por muy sencilla que sea pero que valga la pena, que valga la pena y así recibiremos respuestas a lo que nos merecemos.

Con todo mi amor,

La Jardinera

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