March 09, 2022

La justa medida

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🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera

Mis queridas semillas,

Sabéis que en los países asiáticos está el mejor arroz, por ejemplo, en Vietnam hay un arroz buenísimo, tiene mucha fama pero no lo nombran mucho. Es arroz al Jazmín y también el arroz, digamos, normal, le ponen unas hojas de un abeto que se llama hoja de vainilla, es parecido al laurel pero se llama hoja de vainilla. También lo tenemos nosotros aquí en Europa. Ya os haré una foto. Lo ponen a hervir con esas hojas y le da el gusto a vainilla, en Vietnam.

El mejor de todos es el de Tailandia porque ahí hay una tierra especial donde nace con aroma y perfume de jazmín, es buenísimo que se llama basmati. Es buenísimo, como buen asitatico siempre tienen una cocota de arroz, siempre, siempre. Eléctrica y enchufada noche y día. Un buen chino o del país que os he citado, Laos, Camboya, Tailandia, todos estos países se respetan teniendo una cocota, que es una olla eléctrica para el arroz. Y la tienen siempre enchufada porque, os repito, siempre están comiendo su bowl de arroz y siempre al lado hay un plato con verdura. Son verduras también de su país, unas verduras muy buenas pequeñitas.

Todo es pequeño y todo está hecho para poder acompañarlo y comerlo con las baguetas, los palillos. Así que, el mejor arroz, es este de Tailandia. Muy bueno, muy bueno.

Cuando los Americanos fueron a la guerra de Vietnam se llevaban ellos mismos el arroz de los Estados Unidos e hice la pregunta: ¿Cómo es posible que estando en el país donde el arroz es el mejor del mundo, por qué se lo llevaban? Me contestaron: Ahí mismo, en Arizona, me dijeron:

Hay dos razones: La primera es para no estar envenenados, porque si les comprabamos el arroz en Vietnam, Laos o Camboya, siendo los enemigos podían envenenarnos y la segunda respuesta es: Que los Estados Unidos es la nación más grande del mundo, ¿Cómo podía permitirse comprar arroz si ellos podían abastecer a otros países?

Así que tuve mi respuesta, no dije nada. Pero esta vez es diferente, en Tailandia hay lugares, en montañas, muy escarpadas, que están llenas de terrazas que las llenan con agua, saben llenar cada terraza con el agua para ir bajando y regándose y así tener una buena cosecha, es preciosísimo. Si habéis estado en Bali, os han llevado a ver las arroceras, si habéis estado en otros lugares, ya las habéis visto vosotros mismos. Así que es una maravilla.

Y una vez, un monje, ellos suelen tener también mucho arroz, aunque les dan. Dijo a su discípulo: Te voy a alquilar esta montaña de arroz durante 3 años, el discípulo aceptó muy contento y agradecido y se puso a trabajar, trabajó todo el año y cuando ya terminó vino el superior, el monje y lo miró y dijo:

¿Qué tal? ¿Cómo ha ido la cosecha? Y dice, muy buena y le enseñó y dijo: ¡Fenomenal! Has sido excelente, ¿Qué has hecho? Y le dijo:

Profesor, antes de sembrar el arroz, calculé cuánta agua necesitaba, entonces una vez calculado, hice una reserva de agua para mantenerla siempre preparada, en caso de que me faltara, poder tener agua y regar. y así fue, le fui añadiendo y la tierra con abundante agua dio una recolta buenísima, una cosecha buenísima.

¡Muy bien! lo felicitó y dijo: ¡Muy bien! se dio media vuelta y se fue.

Así pasó el tiempo y el alumno continuó a trabajar todos los arrozales, los iba arreglando, trabajandolos, mimándolos, lo mejor que podía y sabía. Y cuando llegó el segundo año vino de nuevo el profesor, el maestro, que era el monje superior y le dijo:

¿Qué tal? ¿Cómo ha ido este año? y miró:

¡Espléndido! Algo increíble, ¡espléndido! ¡Fue fenomenal! había más arroz, se dobló la cantidad del primer año, y le dijo:

¿Pero esta vez que has hecho? y le dijo: He trabajado muy bien la tierra pero como sabía que ya estaba bien regada y tengo mi reserva, he puesto abono, he abonado, se ha fertilizado y por eso ha dado aún más del doble.

Lo felicité y le dijo: muy bien.

Entonces estaba satisfecho el alumno, muy orgulloso de ver que su maestro lo había felicitado y que el trabajo estaba en su perfección.

Se fue y así fue pasando también el tiempo y estaba muy curioso el profesor porque dice: ya ha llegado el tercer año y quiero saber como esta, al llegar miró al alumno y vio que tenía una gran sonrisa, pero ¿cuál fue la sorpresa del monje?

Al abrir los ojos vio que se había ¡triplicado! y aún más, había tal cantidad de arroz que dijo:

¿Qué ha pasado? y le dijo: profesor, he cuidado tan bien la tierra que ha dado ¡tanta cantidad! más de lo que podía.

Entonces el maestro y profesor le dijo:

  • ¿has visto las espigas de arroz?
  • ¿cómo son?
  • pequeñas

Han dado tanto, tanto, tanto que la cosecha es miniatura y no tendremos bastante porque los granos son muy pequeños y la mitad no se podrán aprovechar para plantar para el año que viene.

Y le dijo el maestro:

Es lo que quería que aprendieras, son tres años de aprendizaje y la tierra nos da la respuesta, si tu sacas lección comprenderás que cuando una persona necesita ayuda, hay que darle la mano y ayudarle, pero cuando te pide más, no tienes que darle más, justo lo que necesita, si le das más, te va a pedir más y si das aún más esa persona no aprenderá la lección y lo único que te dará es que se perderá porque no apreciara ni el valor, ni el trabajo, ni el sufrimiento y lo dará por adquirido, pero esa persona no habrá sacado lección y se perderá.

Esa es la lección que quería que aprendieras, que en la vida las personas como la tierra somos iguales, si nos dan lo que necesitamos, sabemos dar todo nuestro potencial, si nos exigen y nos dan, podemos dar más potencial pero si nos dan más de lo que tenemos nos colocamos en la zona de confort.

Y entonces esperamos las ambiciones y nuestros pensamientos se vuelven en pereza, en rabia, en celos, en envidia y nos olvidamos hasta de hacer nuestros papeles. Y hoy en día tenéis que estar siempre bien con vuestros pasaportes, vuestros visados, vuestros carnets, DNI, con todo.

Y también poner orden, si tenéis vuestra casa ordenada, la mente está ordenada. Si tenéis vuestros armarios ordenados sabréis enseguida que vais a poneros cada día, no os preocupéis.

El gran Einstein era muy desordenado, muy desordenado, pero sabía donde tenía todas las cosas y como era tan brillante tenía mucha gente para ayudarle. Si vosotros sois pequeños Einstein, Albert Einstein, no os preocupéis porque también tendréis gente que os ayudará y podreis poner orden, no solamente en los armarios, en vuestra vida y organizar todo, todo.

Por muy jóvenes que seáis o por muy mayores. Cada generación tiene sus prioridades, lo que le preocupa a un joven de 20 años o de 15 no serán las preocupaciones de una joven o un joven de 60, 70, u 80, no, no serán las mismas, yo os lo puedo garantizar.

Mis ambiciones es ir a pascua y hacer una pascua maravillosa ¡como nunca se ha hecho! E ir a las hadas y haceros felices con todo mi amor.

Cuidar bien la tierra y dejémola en paz porque la tierra es nuestra paz interna.

Con todo mi amor,

La Jardinera

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