🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
Estamos en China y me explicaron que vivía un emperador, era muy grande y muy importante. Y le regalaron 55 jarrones de porcelana, de la más fina, de la más delicada, con unos dibujos maravillosos: almendros en flor, grullas, unos paisajes, bonsáis, montañas, maravillosos.
Era tan hermosa esa colección de 55 jarrones que el emperador dijo: ¡Fabriquen una pieza de cristales transparentes para que esté protegido y se pueda admirar sin que se rompa ninguno!
Entonces pensó:
¿Quién podrá cuidarlo? ¿Quién podrá vigilarlo? ¿Quién podrá estar pendiente de esta joya tan hermosa?
Voy a pedir un mandarín, entonces hizo una llamada y se presentó el mandarín y le dijo:
Te hago un contrato, serás muy bien pagado, pero tienes que vigilar los 55 jarrones, que no se acerque nadie, que nadie toque y que nadie los rompa. Si se rompe un jarrón, te cortaré la cabeza.
El mandarín dijo: Sí, mi emperador, cuidaré como de mí mismo. Pasó el tiempo y sin querer, el mandarín limpió el polvo y se le cayó un jarrón. El emperador se enteró y vino y le cortó la cabeza. Todos se quedaron sin habla. Sin decir nada, pero, ¿Cómo es posible? Y dijo el emperador:
Hay que buscar otro mandarín. Y buscaron y llegó. Cuando llegó el mandarín le dijo lo mismo:
Que no se rompa ninguno porque si no te cortaré la cabeza. Y era tan cuidadoso que ni el aire llegaba, y cuando él hablaba, hablaba siempre fuera de la sala donde estaban los jarrones para que el aliento no pudiera llegar y romper uno.
Causalidad de los azares tropezó y se cayó otro jarrón y se rompió. Y pasó lo mismo que con el primer mandarín, el emperador le cortó la cabeza. Y entonces dijo: Necesito a otro guardián. Un sabio se enteró y dijo: ¡Qué interesante! Me gustaría ver esos jarrones, si tan hermosos son. Y le dijeron:
¡¿Pero a dónde va?! ¡Tiene usted 80 años! ¿Por qué no vive en paz y vive feliz? ¡Tiene 80 años! Y él dijo: Bueno, tengo 80 años, pero si me cortan la cabeza no habré perdido mucho porque 80 años ya son años. Así que no perderé gran cosa, yo voy a ir.
Se presentó y lo aceptaron. El emperador le dijo: ¡Te cortaré la cabeza si se rompe otro! Y él lo miró con la sonrisa y le dijo: Mi emperador, tengo 80 años ¿Qué puedo esperar? ¡Soy feliz! ¡Tan feliz! Le hizo contrato y ahí se quedó.
Lo primero que hizo el sabio: Cogió una madera muy gruesa, muy gruesa y entonces empezó a pegar a los jarrones. ¡Pim pum pim pum pim pum! Y rompió los 53 jarrones.
Los rompió todos.
Corriendo fueron y le dijeron: ¡Emperador, emperador! ¡El sabio ha roto todos los jarrones! Y el emperador se volvía loco, ¡Se volvía loco! Y llegó y dijo: ¡Insensato! ¿Qué has hecho?
Y él le contestó:
Mi emperador, he salvado 53 vidas, a esas 53 vidas no tendrá que cortarles la cabeza. Hay tantas cosas, muchas más importantes. ¡Hay tantas cosas que valen la pena mirar, admirar y vivir que cortar cabezas! O cuidar tesoros que no le servirán de nada cuando se vaya.
¿Por qué no dar importancia a lo que tiene valor? ¿Por qué no reconocer a los humanos que tanto le han dado y que continuarán a servirle de rodillas?
El emperador se quedó tan sorprendido, agachó la cabeza y se fue. El sabio continuó a sonreír, miró de nuevo todos los jarrones rotos, dio la vuelta y se fue y continuó su camino a ser feliz, a apreciar la vida, a saber que tenía 80 años pero que podía dar muchas cosas de él mismo, que podía ayudar y que no había llegado su hora. Pero sí había salvado 53 vidas.
¿Qué os parece, mis semillas? ¿No es suficiente para reflexionar? Y decir: En vez de pensar ¡Ya he llamado a la muerte! O, ¡Ya me quería morir! O he pensado muchas veces que si me muriera estaría mejor.
¿No pensáis que lo que os queda de vida tenéis mucho para descubrir? Y dar y conocer y que os den. Os he mandado una fotografía de una señora mexicana. Tiene 103 años, antes he dicho 101. 101, 103, a esa edad. Pero siempre estaba acostumbrada que para comer necesitaba medio vasito de vino y sus hijos le dijeron: No mami, no madre, no te conviene y no te lo daremos y no tenemos que gastar en vino.
Entonces ella se levantó y fue a varias fábricas, a empresas y dijo: Por favor, vengo a pedir trabajo, y le dijeron: Señora, ¿A su edad? Porque le hicieron llenar su hoja. Y cuando vieron la edad que tenía le dijeron:
¡No podemos darle trabajo! ¡Es imposible!
- Pero, por favor, deme trabajo.
- Le podemos dar una limosna.
- ¡No la quiero! Yo quiero ganarme mi dinero para comprarme mi media copita de vino cada día porque es mi placer, es mi placer. Y mis hijos me lo rechazan. Yo solamente pido trabajo, no pido limosna ni pido que me den, quiero trabajar y ganármelo.
Entonces se lo dijeron al jefe de la empresa, es una historia auténtica, os mandé la foto. Y la aceptó y le hizo un contrato de trabajo para que ella se comprara su botellita de vino.
Hubo un bodeguero que le regaló, no sé cuántas, botellas de vino para que tuviera todo el año su pequeña copa de vino para comer era su satisfacción, su alegría y su vida.
Así que no penséis: ¡Preferiría estar muerto! Hasta que no llegue la hora no podemos morir.
Si lo hubiera pensado Marie Curie o Pier Curie o Einstein pues no conoceríamos ni el Universo ni todos los premios nobeles. Así que si tenéis ese pensamiento es que no valéis la pena, verdaderamente no valéis la pena. Si vivís, cada día ser consciente y dar gracias a Dios porque la vida, hoy en Ucrania tiene un precio muy valioso, pero para el país vecino la vida es simplemente un adiós.
Con todo mi amor,
Vuestra Jardinera.