🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
En un país muy lejano, vivía un gran emperador, mejor dicho, un genio, porque, es cierto que estamos lejos del país de los genios, del país de las ilusiones, de donde Aladino siempre concedía los deseos.
Pero en este país si, había un genio, y dijo:
La doncella que atraviese el arrozal o el campo de trigo más grande sin darse la vuelta, sin desviarse del camino recto, simplemente avanzando y elegir la espiga más grande y que esté más llena, más gordita, la que esté llena de granos de trigo. La que encuentre a esa le concederé un deseo y será tan grande y tan hermoso como la espiga que encuentre.
Este campo de trigo era grande y estaban las espigas grandiosas, hermosas y ya estaban tan llenas y plenas que ya se estaba casi doblando porque era un campo magnífico, magnífico.
Una de las doncellas levantó la mano y dijo: ¡Yo, yo, yo!
Muy bien, recuerda lo que he dicho, solamente tienes que ir, atravesar el campo de trigo, no tienes que retroceder, no tienes que desviarte, simplemente ir recto y mirar y cuando encuentres la espiga la más grande y la más llena, la coges, me la entregas y te daré el deseo, lo que tu quieras. Todo, todo será para ti.
La doncella feliz, muy feliz, empezó a andar, empezó a andar y miraba, de un lado, del otro, de un lado, del otro, delante de ella y pensaba:
Sobre todo, no te gires, no des media vuelta, no vayas a retroceder, tú continúa, continúa. No te desvíes, ves recto, ves mirando, ves mirando.
Pero todas eran grandes las espigas, hermosas
Y dijo: Tengo que encontrar la mejor, estoy segura que la encontraré, creo en ello y tendré mi deseo.
Mirando, mirando, mirando, iba avanzando, avanzando, avanzando hasta que llegó donde estaba el genio. Ya había atravesado todo el campo de trigo y cuando terminó se dio cuenta de que no llevaba nada en la mano, que no había cogido ninguna. Y miró al sabio y le dijo:
Dame la espiga, a ver qué talla es y cómo es de grande.
Y dijo:
“Es que no he sabido cuál escoger, estaban todas tan hermosas, tan grandes, que no he sabido, no sabía exactamente cual elegir, cual coger, y se ha pasado tan de prisa, que ya he atravesado el campo y me he dado cuenta que no tenía ninguna.
Entonces Aladino el genio le dijo: “Lo siento bella doncella pero si no has traído lo que te he pedido no puedo cumplir tu deseo.”
Y la doncella se puso a dar mil explicaciones.
Pero dijo: "No, no la has traído."
Mis queridas semillas, la historia de este genio es la historia de nosotros de cada día. Cuando tenemos que tomar una decisión no sabemos, dudamos, dudamos porque no sabemos exactamente.
Si nos preguntan:
¿Qué queréis hacer mañana?
“No lo se”
¿Y dentro de un año?
“¡Huy! No, no, no lo se”
¿Y dentro de cinco años?
“No, es demasiado lejos, tampoco, no lo sé.”
¿Pero qué queréis en realidad?
“Pues no lo se.”
Es la respuesta de la doncella, al ver tanto trigo dudo, buscaba pero no sabia, porque no quería ni tomar responsabilidades ni elegir lo que quería. Por eso en la vida, hoy, nos pasa lo mismo.
Cuántas veces he preguntado:
“Qué haríais si tuvieras una casa o un chalet?”
“¡Lo abandonaría!” “¡Hay! ¡Me sentiría en una cárcel!” “¡Huy, no me gustaría”
“No, para nada” “es que no se lo que quiero”
Pero la vida nos enseña sobre todo que pasa el tiempo muy deprisa, nos enseña que si no sabemos elegir perdemos oportunidades grandiosas, que si no nos atrevemos a tirarnos al agua nunca sabremos si sabemos nadar, y si no nos atrevemos a decir lo que nos gusta o lo que no nos gusta siempre seremos una hoja en el viento, que se la llevara de un lado al otro y no tendrá nunca nada y cuando se de cuenta, se habrá pasado el tiempo y entonces será ya demasiado tarde y el genio le dirá:
Ya eres viejecito o viejecita, si quieres te puedo conceder un bastón para andar o una silla de ruedas para avanzar.
Mis semillas no lo olvidéis, sobre todo las jóvenes, si pensamos demasiado… se nos fue el arroz, se pasó. Y si no sabemos lo que queremos o no queremos responsabilidad daremos vueltas al revés y no encontraremos nuestro eje, que es la Luz y el Maestro de Tiberíades.
Con todo mi amor,
Vuestra Jardinera