🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
En un pueblo muy lejano había un barbero, y hacía muy bien su trabajo cortaba el pelo, afeitaba las barbas, el bigote y utilizaba siempre una cuchilla muy antigua. Sabéis, parece como un cuchillo que brilla mucho, y el mango es obscuro.
Les ponen espuma, una toalla y empiezan a afeitarles el cuello, van subiendo o bajan la barba y después suben el cuello hacia arriba.
Pero un día la cuchilla cuando el barbero cerró la puerta, la había puesto en el mostrador y entró un rayo de sol y la cuchilla vio que brillaba entonces se miró y dijo, ¡Oi! ¡Si brillo como el sol, parezco plata! Es tan brillante que se vuelven ciegos, la gente, ¡cuando me miran!
Y es cierto, la gente cuando pasaba por la vitrina veía aquella cuchilla que con el reflejo del sol brillaba muchísimo, entonces decía:
¡Qué espléndido! Todos me admiran, todos me miran, soy lo que más brilla en este mundo, es espectacular, entonces que hago yo aquí en esta barbería, ¿por qué estoy aquí?
¿Por qué paso mi tiempo a cortar barbas de señores viejos?, la piel arrugada, de hombres feos, pequeños, gordos, delgados, unos que están contentos otros que no les gusta.
Porque estoy aquí pasando el tiempo y viendo cosas que no me gustan, cuando yo puedo brillar por mí misma.
Y cogió y se fue a una pieza de la barbería que era subterránea, y dijo:
Aquí nadie me verá, y voy a brillar como el sol y voy a aprovechar y al mismo tiempo seré quién brillará más y seré quien van a admirar lo máximo.
Seré la admiración del mundo y se fue tan contenta la navaja.
Llegó al sótano, se puso, se instaló. Efectivamente había una ventana muy pequeña, entraba un rayo de sol a una hora bien precisa, entonces estaba realizada.
Pero pasaron los días y pasaron los meses y sabéis muy bien que el acero o el hierro, se oxida, al igual que la plata, se pone negra. La plata cuando la llevas, al contacto de la piel, detecta la salud, esto lo he sabido por una amiga que tiene una gran, y grandes joyerías de plata y nos explicó que las personas que tienen problemas de hígado, siempre se les ponen negras las cadenas, los anillos y varios síntomas más, es muy curioso. Ya os la presentaré.
Entonces estando allí en el fondo, donde no había aire, era húmedo, no había sol suficiente, se oxidó y se volvió toda negra, igual que la plata, igual que el acero, igual que el hierro. Y cuando quiso mirarse, ya no se vio, y dijo:
No puede ser, si yo era la más brillante del mundo, si me admiraba todo el mundo, ¿cómo es que ahora no valgo nada? Cerro la lama, bajo su cabeza, empezó a subir las escaleras, esperó a que cerrara el amo la tienda y poco a poco ella se filtró por debajo de la puerta y al día siguiente, el amo, ¡cuál fue su sorpresa!?
¡Oi! ¡Mi navaja preferida!, ¡la he vuelto a encontrar! ¿Qué le ha pasado? La voy a limpiar.
La limpió y empezó de nuevo a brillar. Pero allí la navaja comprendió, y nosotros también mis queridas semillas, que nos ha pasado a todos, os ha pasado a todos ustedes.
Más títulos tienes, ¡más brillan! ¡Más ricos son! ¡Más brillan, más poder tienen, más brillan! Más categoría tienen, ¡más brillan!
Hay tres lujos en la vida: poder, fama y sexo.
Son los tres poderes que el ser humano, cuando los tiene, quiere más.
Y es lo que le pasa a esta navaja, lo perdió todo, todo, no valió nada, se quedó lo que era, un trozo de hierro, un trozo de plata oxidada, no valía para nada, y así somos mis semillas, lo único que tenemos es el alma ¡y el alma nunca se oxida!
Aquel que no quiere seguir el camino recto le pasará como la navaja, se oxidará, saquemos una buena lección, los títulos son buenos para la sociedad. Si no hubiera ministros, presidentes, reyes, reinas, no tendrían títulos, serían uno como nosotros.
Por eso hay una distinción, pero cuando se mueren pasa como la navaja, ¿qué les pasa? Son como todos los mortales, caca de vaca, allí se quedan, las moscas verdes.
Cuando tengáis vuestros títulos ¡utilizarlos para ayudar!
Pero teniendo en cuenta que lo único que no se puede comprar, ni escribir en chuletas, como dicen, copiar, es el Alma.
Ayer domingo fuimos a una misa especial, era una misa al aire libre, había 300 monjas, sorellas, Irmas, y cincuenta fratellos, cincuenta monjes, era una maravilla, una maravilla! Todas jóvenes, ¡una maravilla! Las voces, el canto gregoriano, ¡una preciosidad! ¡Una preciosidad! Y nos vamos a quedar con ese canto gregoriano que lo dedicamos al Maestro de Tiberíades y lo compartimos con él para darle las gracias de enseñarnos el camino recto, de enseñarnos a hablar con la verdad.
Con todo mi amor,
Vuestra Jardinera