🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
¡Mis queridas semillas!
Hoy es Viernes Santo, es un día muy especial, donde nuestro amadísimo Maestro de Tiberíades, bendito sea, bendito sea su nombre, y benditos sean ¡todos vuestros corazones! Hoy fue el día donde su corazón nos dio esa nobleza, y ese gesto de amor, para perdonar nuestros pecados, para ayudarnos, ¡para abrir los ojos! Y para ver esa llama de Luz, que nos dio, que nos transmitió y que llevamos dentro.
Hoy se suele comer bacalao, arroz con leche, y también meditar mucho, rezar, pero no en la tristeza, sabéis muy bien, que, ¡el Átomo divino nunca muere!
El Átomo Divino ha sido, es y será siempre el más grande. Así que, mis semillas, tengamos un pensamiento hacia Él, para darle las gracias, para darle nuestro amor, para darle un poco de nuestro corazón, digo bien un poco de nuestro corazón, a ver si es verdad que podemos abrir esa puerta tan grande y decirle:
¡Maestro de Tiberíades queremos seguirte! ¡Queremos seguir tus pasos! Pero sin miedo, sin duda, solamente con la Fe, lo que nos enseñaste, es la Fe, esa Fe infinita donde no hay fronteras, ¡donde no hay colores! Donde solo existe la bondad, la lealtad, y la generosidad, es lo que nos has enseñado, con la Verdad, aunque no nos guste. A tus discípulos, les hablabas con la verdad, se enfadaba, no te hablaban, ¡se iban! Pero como hombres, heridos por el ego, aún después de 2000 años continuamos con lo mismo, el ego nos domina.
¡Qué lástima! Jesús, que pensemos antes en nosotros que en tí, que lástima que sintamos los reproches, cuando se dice la verdad o se habla de la verdad, si tú lo hacías, con los discípulos, los mandaste solo con las ropas que tenían, nada más, los mandaste a transmitir tu Enseñanza, de Amor, porque viniste en este gran planeta a transmitir el amor, y aun hoy en día nosotros los hombres estamos buscando el amor, ¡creemos que lo hemos encontrado! Pero de corta duración, si por una palabra, o palabras, o ejemplos, el humano ya está herido y se encuentra maltratado, injustamente o violentado, ¿cómo te encontraste tu? Señor, Jesús, y Maestro de Tiberiades, ¿cómo te encontraste tú?, solo, en esa Cruz con tu bendita Madre mirando, al amor de su vida, al hijo de Dios, nosotros los humanos no tenemos derecho de quejarnos, ¡no tenemos derecho!
Si nos acordamos de ti, comprenderíamos que recibir la verdad es quitarnos capas, de nuestra anatomía, de nuestro cuerpo, de nuestro Ser, pero solamente el ego es lo que está herido, el Alma no se toca y aquí estamos.
Dijiste la frase: “¡perdónalos que no saben lo que hacen!”
Nosotros hoy te pedimos perdón, y te pedimos perdónanos, aunque no seamos dignos, perdónanos. ¡Limpiaremos nuestra casa!, porque es el templo, y mañana ¡prepararemos todo! Es decir: ¡continuaremos con la casa! ¡Arreglando! ¡Preparando! Si os vais de viaje o si os quedáis en casa, para poder recibir la Gloria de Dios, el Domingo.
El Domingo de Resurrección, poneros algo nuevo, aunque sea una cinta, un lazo, ¡comprar una vela preciosa! Y ofrecerla. Podéis hacerlo mañana, pero mejor sería el domingo, ¡ofrecer esa vela! ¡en familia! ¡En amistad, en amigos, o solos! Y poneros algo, un detallito, hacer un altar, un plato de fruta, un ramito de flores, ¡y esa vela y la ofrecéis! Al hijo de Dios.
Es preparar el templo de cada uno, es lo que somos, un templo, cada persona, cada semilla, es un templo divino, donde habita el Maestro de Tiberiades, donde habita su Santa Madre, donde habitan todos los seres de Luz.
Abrir el corazón, y dejar entrar en ese templo el amor, ¡sin medidas! ¡Sin restricciones! ¡Con su pureza para poder dar y poder transmitirlo, a todos aquellos que están esperando! ¡Una palabra y una sonrisa! ¡El domingo estaré de nuevo con ustedes, para decirles Feliz Pascua! ¡No estén en la tristeza! No estén en el dolor, si no en la alegría, en la Paz y una buena meditación para llenar todos esos momentos de vacío, todos esos momentos de dolor, de tristeza, de celos, de envidia, de prepotencia y de ego.
Miremos bien la humildad de nuestro Maestro de Tiberiades, fue como un cordero, a la cruz.
Acordémonos y recordemos que cada gesto estará siempre inscrito en nuestra memoria y también en nuestra conciencia, preparen un buen arroz con leche y a quien no le gusta, ¡que prepare un manjar! ¡Delicioso! Para compartir, aunque sea un trocito de pan, ese pan y ese vino que tantas veces lo ha compartido con nosotros, ¡tantas veces!
Les deseo lo mejor, y que siempre esté la paz, la tranquilidad y la armonía dentro de ustedes, en su corazón.
Les mando estos árboles amarillos de fucsisia que parecen una llama de fuego muy grande, les mando el aroma de las primeras flores que vienen de nacer, ¡de los lirios! Que es el emblema de los reyes, solo tenemos uno en la Enseñanza y es el rey de Tiberiades, hoy compartimos con Él, estos tres días.
¡Hasta muy pronto! El domingo
Con todo mi amor,
¡La Jardinera!