🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
Vamos a compartir esta historia que nos pasa cada día y evidentemente que os reiréis.
Había un astrónomo muy grande, que era su pasión las estrellas, el universo y cada noche, cada noche se ponía a estudiarlas. No podía vivir sin ellas y cada día descubría algo nuevo.
Era tanta la ilusión que iba mucha gente a preguntarle, a consultarlo y sabían que él era el más grande que había en toda la tierra. No podía pasar una noche sin contemplar las estrellas, la nebulosa, los planetas, la luna. Era el más feliz del mundo y todos lo admiraban.
Si había algo que consultar, iban siempre y le preguntaban y él con toda la amabilidad del mundo y toda su simpatía le contestaba. Un día por la noche salió a pasear y como siempre hacía, miraba las estrellas.
Andaba por las calles, las grandes avenidas, las calles pequeñitas y en una de esas calles tan estrechas no se dio cuenta. Había un agujero porque estaban haciendo obras y cayó dentro. Menos mal que no era profundo.
Pero tuvo miedo porque dijo: “¡huy! y si ahora no puedo salir de aquí, bueno, contemplaré las estrellas” y allí estuvo, pero pasaban las horas y nadie se acercaba y dijo, no, no puede ser. Me he hecho daño, tengo que salir de aquí.
Y empezó a llamar. “¡Socorro, socorro!, me caído, socorro.” Daba su nombre y tuvo suerte que pasó por allí a alguien y dijo,
y dijo, tranquilo, tranquilo, lo voy a sacar de ahí.
Le dio la mano, puso una pequeña escalerita que había de los obreros y salió. Y lo miró y sonrió. Entonces él dijo,
¡Qué miedo he tenido! Pensé que nunca saldría de ese agujero, es increíble.
Y nos da siempre una lección. La lección de hoy es la siguiente. Estamos tan preocupados por nuestra estrella personal, por nosotros mismos, por nuestros pequeños problemas, a veces por las emociones.
Siempre decimos, es que tengo las emociones, es que tengo las emociones, es que tengo las emociones, o tengo un problema, tengo un problema, tan obsesionados estamos por nuestros pequeños problemas, es que tengo que ir al dentista, es que tengo que ir, es que mi hijo no me ha llamado, es que mi hijo está enfermo, es que me han dicho que, bueno, pues que ha subido la luz, el agua también, es que no llueve, es que está lloviendo mucho, es que hace frío.
Siempre preocupándonos por cosas tan anodinas, tan anodinas, tan anodinas que no nos damos cuenta, que no solamente hay que mirar el cielo, que es importante, porque de ahí venimos del Universo, pero también tenemos que mirar la tierra y donde ponemos los pies.
Muchas personas creen que no tienen pies, por eso tropiezan, por eso se caen y por eso olvidan de que la tierra siempre nos da de comer, siempre, siempre. Ayer estuve en la peluquería, era mi turno y la peluquera con una clienta estaban hablando.
(Ahora es la época de las ciruelas, es la época de las manzanas, melocotones, la fruta que hay aquí, peras...)
Esas personas no se caerán porque tienen los pies en el suelo, pero también la cabeza la tienen en el Universo y no impide. Eso es tener el equilibrio y la felicidad en las cosas más simples, más pequeñas y más grandes, porque hacemos parte de ellas.
Así que no os quejéis, no os lamentéis, las emociones son universales. Somos 100% emoción, quien no las tiene. Problemas, hace parte de nuestra vida, somos un problema cuando nacemos y cuando nos vamos terminamos ese problema. Así es nuestra existencia, nuestra vida.
Un suspiro.
Espero que os guste y que podáis compartirlo con otras personas.
Analizarlo y veréis que esos problemas ya no tendrán tanta importancia. Igual que nuestro astrónomo se acordará donde pone los pies.
Con todo mi amor,
La Jardinera.