La verdad es conciencia

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Mis queridas semillas,

Una vez en el Japón había tres monjes, tres jóvenes, que quisieron entrar y hacer sus votos de monje taoísta. Llegaron al dogo, es decir, el centro de estudios taoísta, y llegaron al maestro, se presentaron, y el maestro les dijo:

• La primera disciplina es la concentración, vais a meditar en silencio y estaréis tres días sin hablar. Os levantaréis a las cuatro de la mañana, a las seis desayunaréis, a las once y media al almuerzo, después el té hasta la cena, pero todo en silencio. Tres días en silencio completo.

Y los monjes hicieron la reverencia y dijeron: “sí, maestro.”

• “No quiero oír ni una palabra.”

Entraron en la sala, se sentaron en la forma de loto y se pusieron a hacer las respiraciones más profundas cada vez, a vaciar todo lo que tenían dentro, a encontrar el yo interior, a buscar ese silencio, esa paz, esa armonía y así transcurrió desde las cuatro hasta las ocho de la noche.

A las ocho de la noche vieron que no había luz, las velas se habían apagado y uno de ellos dijo: “que, ¿no os habéis dado cuenta que se han apagado las velas?”

Y el otro contestó “pues enciéndelas, ¿es tan difícil encenderlas?”

Y el tercero dijo: “¿no habéis oído lo que nos ha dicho el monje superior? que teníamos que estar tres días sin hablar y hoy es el primer día y ya hemos roto los votos.”

Mis semillas, cada día tenemos buenas intenciones y cada día nos prometemos de hacer algo nuevo, o de terminar un trabajo ya empezado. Cada día tenemos buenos propósitos y cuando termina el día nos damos cuenta de que todas esas promesas no las hemos cumplido, no es porque no queremos, no.

Siempre es el mismo problema. Olvidamos lo esencial que es estar en paz con uno mismo y conocerse. Conocerse a sí mismo es conocer la Verdad y esa verdad es la que pasa toda la vida el filósofo y nunca la encontrará, nunca porque todos tienen su verdad pero ¿cuál es la auténtica? mirar dentro de vosotros y encontrar ese silencio.

Con todo mi Amor,

Vuestra Jardinera