🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
Compartiremos hoy este mensaje que se llama: Las Lloronas.
En una familia muy rica se murió la hija del propietario de una casa muy grande, era como un palacio, muy grande, y al morirse la hija vinieron muchísimas mujeres, muchas mujeres y llenaron el velatorio lleno lleno lleno y empezaron a llorar, a llorar, a llorar y lloraban desconsoladamente, pero unos llantos que hasta eran alarmantes.
Y al oír esos llantos entró otra hija del propietario, y al entrar y ver el velatorio se acercó a su madre y le dijo madre ¿Por qué estas mujeres están llorando desconsoladamente con un sufrimiento increíble?
Si nosotras apenas podemos llorar y hemos vivido ese dolor en nuestras carnes, estamos con ese sufrimiento de nuestra hermana, que era tan bondadosa, tan buena y tan hermosa para nosotros. ¿Cómo es posible que apenas nos pueden salir lágrimas y esas mujeres, están llorando sin parar? Dímelo mamá.
La madre con una tristeza que no podía su corazón porque su hija era buena, bondadosa y la enfermedad se la llevó y le dijo:
“hija mía, no olvides lo que te voy a decir, las lágrimas de esas mujeres no son lágrimas de llanto como los tuyos y los míos, sus lágrimas se llaman dinero.”
La hija abrió los ojos y dijo, “sí, hija mía, tu padre les ha pagado y les ha dado mucho dinero para llorar y hacer que sea un velatorio grande y fastuoso, pero se llaman lágrimas de dinero.”
Dice “es que están con los ojos cerrados, nunca lo han conocido.”
“Por eso te repito, hija mía, no lo olvides, son lágrimas de dinero. Lo que no tienes que olvidar es que el dinero siempre será el poderoso caballero, el dinero todo lo compra y todo lo vende, el dinero todo lo puede. Y hoy hemos olvidado que si no lloramos, esas lágrimas contenidas nos duele, nos destroza el corazón, nos destroza por dentro y ese dolor es ese sufrimiento que lo pasamos en silencio.
Por eso no hacemos ni escándalo, ni llamamiento, porque a nosotras no nos han pagado y llevamos a nuestra hermana y a mi hija, dentro en el corazón, pero sabemos que su alma está en la Luz y es lo que nos tenemos, siempre, que recordar que lo más importante no es el dinero, llevar siempre ese recuerdo, y apreciar lo que es la vida y cada día, es un día ganado, o un día más que tenemos ganado a la muerte. No hay que tener miedo de ella, sino al contrario alegrarse porque estamos vivos.”
Y con estas palabras, mis queridas semillas, quiero recordaros, que siempre tenemos que dar gracias al Maestro de Tiberiades, a su Padre, y siempre recordar el Padre Nuestro.
Con todo mi amor,
La Jardinera