🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
En una ciudad había dos rabinos, iban andando en la ciudad y se encontraron, evidentemente iban todos a la plaza principal. Y allí al encontrarse se saludaron, estuvieron contentos de verse y dijeron cada cual tenemos que dar nuestro sermón y vamos a hablar, cada uno a recitar la torá.
Así que uno de ellos, se desearon buena suerte, el primer rabino se puso a hablar, citó a los profetas, los hijos de los hijos, de donde descendían, de donde venían, cuál era el padre, el patriarca, los hijos, los nietos, los tataranietos, donde estaban los reyes, donde venían, de donde descendían.
Tanto hablaba, tanto explicaba y al principio hubo mucha gente, mucha gente escuchando atentamente, el otro rabino se fue al otro lado opuesto.
Y él se sentó y empezó a hablar, y dijo:
Mirad, va a ser muy sencillo lo que os voy a decir, cada vez que hagáis el bien, tenéis que pensar que os la hacéis a vosotros mismos. Cada vez que deseéis algo malo, para el vecino o para alguien que os ha dicho algo, pensar que os va a caer a vosotros, así que cambiar ese pensamiento y desearos suerte y lo mejor para vosotros. Y también cuando tengáis el pensamiento de ir a robar o a tomar algo que no os pertenece, pensar qué cara va a tener esa gente, qué sorpresa va a tener cuando vaya a buscar su objeto, puede ser un carro, puede ser un pan, un caballo y no lo encuentre.
¿Verdad que no os gustaría?
Y todos dijeron: “no, no, Rabino, no.”
“Bueno, pues así es la vida.”
Y fue explicándole, explicándole cosas del día al día.
Si queréis estar bien vestidos, bien arreglados, pensar cómo hacerlo, o si estáis cansados, buscar la causa de ese cansancio y así comprenderéis por qué cuando veis a las personas que están sentadas en el suelo o que no trabajan, estando el trabajo delante de ellas, comprenderéis el porqué.
Hablando así, tan sencillo, vinieron todas aquellas personas que estaban con el primer rabino, vinieron con él, todos, como moscas y se acercaron.
Entonces el primer rabino se acercó, aguantó un momento y el segundo rabino, viéndolo, dijo: “bueno, hasta aquí ha habido la lección de hoy. Ahora podéis levantaros y cada uno se va a su casa y a sus labores.”
Se levantaron, dieron las gracias y se fueron.
El primer rabino no estaba contento, tenía una cara un poco amarga y dijo,
Entonces el rabino, segundo, le dijo, “no te preocupes, ahora te lo explico.”
Dice,
Había tanta gente que era imposible acercarse a ti, esto es lo que necesita la gente, mientras más vendas baratijas, más te escucharán y mejor comprenderás, y comprenderán ellos.
Pero si vendes joyas ricas y lujosas, ni te comprenderán, ni las comprarán.
El rabino primero comprendió muy bien, le dio las gracias y se fueron los dos juntos a comer, se rieron, y el primero comprendió muy bien, que no siempre, llevando esa rectitud, y el cuello tan alto, seremos mejores o nos escucharán más.
Por eso Buda dijo, no miréis detrás de vosotros el pasado, ya está hecho, y no miréis el presente, porque os olvidaréis del futuro, dejar nuestra mente que ella os guiará.
Y con estas palabras, y todo mi amor,
Vuestra Jardinera