🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
Un día estaba andando por las calles y delante de mí andaba un perro. Ese perro estaba hambriento. ¡Tenía un hambre!, que ya no podía más, estaba delgado y no encontraba nada, el perro pensaba qué tristeza con el hambre que tengo y no hay nada para comer.
Y más miraba por la calle y más estaba limpia, se fue a otro lugar y también las calles limpias, hasta que llegó a una placita pequeña y allí había una carnicería. Y de pronto el carnicero tuvo bondad y dijo: “qué pena, ese perro está tan delgado, debe de tener mucha hambre.”
Y cogió uno de sus huesos, el más grande, el más hermoso, y se lo tiró, el perro lo miró con una mirada de agradecimiento, se lo echó en el hocico y se fue corriendo ¡Feliz!, no había un perro más feliz que él, y más contento, por fin tenía comida. Y en el hueso había aún restos de carne sabrosa, y dentro la médula, que es lo más bueno y donde están todas las vitaminas.
Y dijo: “soy el más feliz del mundo, me voy corriendo de aquí del pueblo y voy a las afueras donde tranquilamente me comeré mi hueso.”
Al llegar a las afueras, cerca de un río, se sentó y empezó a comer, pero vio que había otros perros que se acercaban y dijo, voy a atravesar el río, no es muy profundo y del otro lado no vendrán y me lo comeré tranquilo.
¡Qué festín me voy a dar! Y era tan feliz y tan contento, y entonces se echó al río y cuando estaba en el medio, de pronto el perro miró el agua. ¿Qué sorpresa llevó el perro? Qué se vio su cara, era el reflejo, pero también vio un hueso mucho más grande.
Y si recordáis mis semillas, cuando nos refleja el agua, siempre se ve más grande, está distorsionada la imagen y se ve más grande, diferente. Entonces el perro dijo, hay un perro aquí debajo que me está mirando y tiene un hueso más grande que el mío, no puede ser, se lo voy a quitar y tendré más comida.
Entonces el gesto del perro fue abrir el hocico y se cayó su hueso y la corriente se lo llevó. Y él, al querer coger el hueso que estaba reflejado, se mojó el hocico y no había nada.
Y dijo, “¿Dónde está mi hueso? ¿Dónde está el hueso?”
Entonces cayó en la trampa y lo que había visto era un espejismo, simplemente su imagen terminó de atravesar el río con una gran tristeza y con mucha hambre porque perdió su hueso, su ilusión y todo lo que soñaba comiéndose ese delicioso hueso.
Mis semillas, no seáis tristes, vosotros valéis mucho más y podéis realizar sueños,pero hay algo que no hay que olvidar, desearlo del prójimo.Y muchas veces preferimos lo que tienen los vecinos, lo que hacen cuando alguien dice, “es que esta persona es de oro.”
No, no hay ninguna persona de oro, aparte el rey Midas, que todo lo que tocaba se convertía en oro, hasta que un día él tocó la comida que iba a comer y se convirtió en oro y murió. Así que no hay nadie en oro, somos de carne y hueso, por eso ese perro, al desear lo ajeno, se quedó sin comer.
No queráis desear pintar mejor que el pintor, no deseáis mejor hacer los trabajos que hace un buen obrero, o las famosas albóndigas, o lo que sea. Simplemente estar agradecido y dar gracias a Dios cada día de lo que tenemos, sepamos a apreciarlo, sepamos darle ese valor.
Y si un día no tenemos nada, tenemos que decir, estamos vivos, vemos el sol, lo vemos. Demos gracias a Dios. Así que, adar valor a cada cosa que podamos tocar, ver, oler, sentir, dar la importancia, a cada ser vivo, a cada objeto, a cada piedra, a cada planta y saber también respetar.
No solamente a los seres vivos, a las personas, sino también a los animales. Y si encontramos un día una rosa que nos puede recordar a un ser querido y hace mucho viento, vamos a ponerle algo, un tutor, para que no sufra y pueda vivir más.
Eso sí que es ser agradecido y seréis felices.
Esta es la historia de hoy que quería compartir con vosotros mis amadas y queridas semillas.
Con todo mi amor la Jardinera.