November 24, 2023

Respira Antes de Reaccionar

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🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera

Mis queridas semillas,

La historia de hoy es también para reír, como otras tantas.

Un profesor muy famoso y muy bueno en una gran universidad, como Oxford, daba clases tan maravillosas que todos los padres querían que sus hijos fueran allí, en esa universidad.

Los alumnos estaban encantados, la mayoría, y siempre se peleaban por estar con este profesor, digo la mayoría porque en todas las escuelas, universidades, y en todos los lugares donde hay una escuela o un aprendizaje, tenéis a los alumnos buenísimos, a los buenos, a los menos buenos y a los perezosos, y el resultado dependerá de sus acciones, si son trabajadores o perezosos.

Así que todos querían ir a la clase de este profesor.

Un día cuando terminó la clase, estaba lloviendo, y uno de los alumnos subió en su coche y se acordó que el profesor iba a pie, entonces bajó del coche y fue a la universidad de nuevo y dijo:

“Señor profesor, si usted lo desea puedo llevarlo en coche, me viene de camino y lo puedo llevar”.

El profesor era conocido también porque no quería elogios, siempre rechazaba los elogios y siempre recibía elogios por su buen trabajo, pero de tanto en tanto decía tacos, de tanto en tanto se le escapaba una palabra no muy recta o no muy católica, como solemos decir, pero era muy buen profesor.

Y el alumno le dijo, “venga, está lloviendo, y cuando llegue estará mojado.” El profesor dijo: “sí, acepto con mucho gusto”, así que subió en el coche y lo llevaba para su casa.

Pero el alumno que tenía un carácter, en apariencia, amable, educado, en clase, en clase, tenía otro cuando estaba entre amigos o en la sociedad y empezó conduciendo a decir tacos, a derecha e izquierda.

Y decía:

¡Estos baches!, hay unos agujeros enormes.

Insulto al ayuntamiento, insultaba a la policía, insultaba a todo el mundo porque había baches, porque la carretera era mala y decía unos tacos bárbaros.

Entonces el alumno de pronto dijo: “¡huy!”... Pensó: no estoy solo, llevo al profesor.

Entonces lo miró y estaba tan rabioso que lo miro: “¡sí! Digo tacos ¿¡Y!? ¿Qué pasa? ¿Por qué me mira usted con esos aires?, ¡¿es que digo algo malo?! ¿Por qué me mira con ese aire?”

Entonces el profesor le dijo muy tranquilamente: “tiene usted razón, si no existiera el aire, ¿qué harían sus neumáticos en estos baches? Sin aire”

A buen entendedor pocas palabras.

Imagínense en el carro, en la máquina, en el coche, con los cuatro neumáticos sin aire, me ha gustado mucho y he querido compartirlo con vosotros porque fue una respuesta magnífica, muy inteligente y muy sabia,

Con todo mi amor,

Vuestra Jardinera

A veces es muy difícil morderse la lengua antes de contestar, mi madre decía “tienes que dar diez veces la vuelta a la lengua, diez veces en la boca, antes de abrirla, no contestes enseguida, no contestes, piénsalo diez veces”... Y este alumno no lo pensó, y nos pasa muchas veces.

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