🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas.
Esto ocurrió una noche de verano, era la noche de San Juan. Como todos ustedes saben, San Juan, el bautista, era el primo de Jesús y él vino a preparar el camino y a preparar y a anunciar quién venía.
Esa noche de San Juan es la noche más *larga de todo el año, por eso se suele hacer una hoguera que se llama la hoguera de San Juan y también ir a la playa, bañarse y no dormir. A las cinco de la mañana ir a tomarse un café con leche, un croissant y empezar el trabajo.
Esto es lo que se solía hacer siempre, los jóvenes y lo que suelen hacer, es muy bonito, muy bonito.
Pues esa noche de verano tan hermosa, había un cielo claro y se veían todas las estrellas, había miles de estrellas y en verano siempre salen las luciérnagas.
Son esos bichitos que tienen una luz en el abdomen, su barriguita se ilumina cuando empieza a oscurecer y ahí ellas iluminan el bosque, iluminan los árboles, iluminan a los seres humanos. Y en ese momento es también un momento de buscar pareja, de buscar amigos y de buscar compañera o compañero.
Es su manera de anunciar: “paso por aquí. ¿Me quieres? ¿Te gusto? ¿No te gusto?”
Así hacen las luciérnagas, Son unos animalitos preciosos, muy bonitos, siempre es por la noche cuando se ilumina de verde fluorescente.
Una de las noches, la familia de las luciérnagas; estaban llenos los árboles, llenos, llenos, llenos, y el bosque entero y salían, evidentemente, como os he explicado, a iluminar, a dar alegría, a compartir, a buscar amistad, a buscar amor.
Y especialmente, iluminar esos árboles grandes, hermosos, que en la noche estaban majestuosos. Y había en el agujero de un árbol salió toda una familia, pero quedó alguien dentro. Y la madre le dijo, ¡Hija, tienes que salir!
¡Sal, que ya es de noche! ¡Hay que encender la luz! ¡No, no! Le dijo la niña. ¡No quiero salir, no, no, no! ¡Pero tienes que salir! ¿No ves que es la noche para nosotras y para todas las luciérnagas?
Y ella se negó, y una vez más, se quedó dentro. Todos estaban fuera alegres, moviéndose, danzando, y esta jovencita dentro y de pronto, su abuelita vino y preguntó: “¿y dónde está la pequeña?” dice, pues como siempre encerrada en el árbol no quiere salir.
Bueno, voy a buscarla, dijo la abuela, entró y le dijo:
“¿por qué no quieres salir?”
Y dijo: “abuelita, es que tengo muy poca luz y tengo miedo y vergüenza que se rían de mí, todos tenéis luces muy brillantes y se os ve de lejos, y sonreís, estáis contentos, pero yo, al ser más pequeña de tamaño que vosotros”
No porque era joven, ni niña, era porque era más pequeñita que las otras y se sentía acomplejada y le daba vergüenza.
Entonces la abuela le dijo, siéntate, te voy a explicar:
“Cada una de nosotras, cuando nacemos, nacemos con una luz, hay algunas que crecen, se hacen grandes, las otras quedan medianas y algunas pequeñitas, brillan menos, pero no es por eso, que sean diferentes o más pequeñas, es simplemente porque la fuerza está más concentrada. Así que tú no tienes que escuchar ni los comentarios, ni lo que dirán, ni si se ríen, sal y brilla todo lo que puedas, no te preocupes, en la noche todos somos iguales.”
“No abuelita, no abuelita, porque mi luz es tan diminuta que enseguida se ve.”
“No te preocupes, ahora vas a comprender: ¿Tú ves la luna por la noche?”
“¡Sí!”
“¿Ves qué brilla?”
“¡Mucho! ¡Me gustaría tanto parecerme a ella!”
“Bueno pues ahora te voy a explicar, hay días donde la luna brille inmensamente, que es la luna llena o plena luna, pero hay otros momentos donde la luna va disminuyendo y se ve solo la mitad, hasta que llega casi a desaparecer y entonces ya no la vemos. ¿Te has fijado en ese detalle? “
“¡Ay es cierto abuelita, es verdad, a veces la luna se esconde y no vemos su luz.”
“¿Me comprendes ahora? Y la luz de la luna es más grande que nosotros, cuando está en su esplendor, sí, es cierto, pero cuando disminuye apenas se ve y ella le debe su esplendor al sol. Si el sol no se acostara, la luna no brillaría, así que la luna, que es tan grande y tan brillante depende del sol. Y tú, hijita, ¿hay alguien que esconde tu luz?”
“No, abuelita, vámonos ya, no esperemos más, vámonos.”
Y entonces salió corriendo de la cueva de su árbol y se fue y se reunió con todas las luciérnagas. Entonces estuvo contenta, feliz, riendo, jugando y eso, mis queridas semillas, nos da a comprender que la Luz la tenemos desde el momento que nacemos.
Es esa Chispa que llevamos dentro, esa Chispa que hace nuestro corazón que sea bueno, nuestra bondad, nuestra generosidad, nuestro amor. Esa Chispa de Luz, cuando hacemos siempre algo que estamos satisfechos y contentos, brilla mucho.
Y otras veces brilla menos porque estamos cansados o simplemente porque nos vamos a dormir. Por eso, mis queridas semillas, no escuchéis nunca los comentarios de los otros, no escuchéis nunca tampoco los halagos, ni escuchéis las risas, ni si os critica.
Estar orgullosos de vosotros mismos y ver la grandeza de cada uno de vosotros, no hay más grande ni más pequeño, todos tenemos esa Luz, esas cualidades, por eso llamamos a veces: “hemos cometido un error”, pero ese error es para hacernos más grandes, para corregirlos, para agrandeceros y para no repetirlos.
Así que nuestra querida amiga luciérnaga ya nunca más escuchó ni críticas, ni risas, ella fue feliz y ella nunca más se escondió porque lo importante era salir y brillar y verse como somos y aumentar nuestras cualidades.
Sois honestos, trabajadores, honrados, hermosos, tenéis un alma cristalina, limpia, grande. ¿Qué más queréis? Y vuestro corazón es lo que vosotros llenáis,si los llenáis de alegría, alegría tendréis, si lo llenáis de felicidad, seréis felices y daréis esa felicidad a los otros que tanto lo necesitan.
Y si un día tenéis ganas de llorar, llorar, porque siempre habrá alguien que también tendrá ese sentimiento, pero una vez que lloramos se vacía la copa y se vuelva a llenar de alegría. Recordad siempre, esa luz está en vosotros, digan lo que digan, nunca se apaga, ni se apagará, porque es eterna.
Así que esas luciérnagas, cuando las veáis por la noche, admirarlas y decir: si ellas son felices, nosotros aún más, porque tenemos una razón, una conciencia, podemos analizar, podemos hacer tantas cosas y tan maravillosas porque lo sois, que sois grandiosos y fuertes y todo el trabajo que hacéis es para vosotros mismos, para ver esa fuerza interior que tenéis y esa capacidad.
Así que nunca permitáis ni que se rían de vosotros, ni que os juzguen, ni que se critique nada porque vuestra alma es grandiosa y vuestra pureza como el agua cristalina. Así aprendió nuestra luciérnaga como era la vida.
Aceptándose como somos, tal como somos, porque cada uno somos únicos, únicos, no hay dos repetidos, únicos, por eso somos tan importantes, porque somos únicos. Aquellos que nos ven nos apreciarán, los que no nos vean, lástima porque estarán ciegos y verán sólo lo que brilla, pero lo importante que uno vea que sois extraordinarios y brillar siempre.
Con todo mi amor,
vuestra Jardinera,
Aprovechar todo el verano y contemplar siempre el cielo, porque donde no hay luciérnaga están las estrellas y esas estrellas sois vosotros.