🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
En una casa muy bonita, había una niña, vivía una niña, tenía su padre, su madre, su familia y ella estaba sentada en el jardín, estaba sentada, miraba las flores, oía algún pájaro cantar y miraba todo alrededor y sus juguetes.
En sus manos tenía dos manzanas, eran preciosas, eran de un rojo, bonito, bonito, bonito, ella las miraba, las contemplaba, porque eran tan bonitas que las quería contemplar y guardar en la mano. Y de pronto, oye la puerta que se abre y dice su mamá:
“¡Es mamá que llega!”
y la hija le contestó:
“Mami, estoy aquí en el jardín, ¡ven!”
Entonces llegó la madre y estaba tan contenta de ver a su hija, tan feliz que dijo:
“ven, que te doy un abrazo” la mamá venía de trabajar, pues como todas las madres, vienen cansadas y sólo desean una cosa, abrazar a sus hijos y después ya preparar la comida o la cena o la merienda, sentarse y poder estar con ellos.
Y la madre le dijo:
“¿cómo has pasado el día, cariño?”
“muy bien mami, muy bien”
“vale pues mira ahora ya he terminado el trabajo y ya voy a preparar la comida”,
pero la madre al levantarse miró las manzanas y dijo:
“¡hoy! qué manzanas más bonitas, deben de estar sabrosísimas, qué gusto más bueno deben de tener, me apetece una”,
entonces le dijo:
“hija, ¿me ofreces una manzana?”,
la mira, se lo piensa, y la madre se quedó fría, porque no contestaba y de pronto la niña coge una mano, la manzana de su mano derecha y la muerde, comió un trozo, mira a la madre y después coge la de la mano izquierda y muerde un mordisco, se lo comió y la madre se quedó congelada, porque dijo:
“¡Dios mío!, ¿qué he hecho?, sólo quería probar una manzana sabrosa, se quedó así, pero no dijo nada y dijo:
“no te preocupes hija, me voy a preparar la comida” y entonces la niña le dijo: “¡mami! ¡ven!”, y dice: “toma, coge esta de esta mano, que está más dulce, la otra está más agria”, ¿qué os parece, mis semillas?, la niña quería darle lo mejor a su madre y quiso probarlas, la madre que sintió como todos nosotros el egoísmo de un hijo: quedárselo para él.
Por eso a veces juzgamos, pensamos, y no es lo que tiene en mente la niña, la persona, el amigo, o quien sea, sino hay que ver el gesto. La niña quería lo mejor para su madre, por eso la probó, claro que no era bonito mordisqueada, pero así supo para ella la más dulce, para su amada madre.
Y la madre se echó a llorar de alegría, aceptó la manzana y se la comió.
Fue tan feliz y ya nunca más olvidará la madre, que dijo: qué lección me ha dado mi hija, se me cerró el corazón, pero ella tenía razón, qué amor tan grande.
Y eso es lo que tenemos que hacer nosotros, cuando tengamos algo doble, no esperemos que nos lo pidan, ofrecerlo. Y no importa si queréis probarlo y darlo mejor, pero la persona que lo recibe, comprenderá que vuestro gesto es lo más hermoso del mundo.
Y veréis que recibiréis ese cariño y ese amor que la niña tenía por su madre.
Mis semillas, ustedes y vosotras que sois tan grandes y tan hermosas, cuánta felicidad pueden dar y transmitir, pero solo con una sonrisa, ya es suficiente.
Esa sonrisa ¡vale todo el amor del mundo!
Y con todo mi amor,
Vuestra Jardinera.