August 15, 2024

FE

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🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera

Mis queridas semillas.

La historia de hoy, nos pasa a mucha gente, pero a veces solo dura un momentito.

Había una ermita, muy creyente, muy creyente, y montado en su mula, iba de ermita a ermita, de iglesia a iglesia a rezar, a meditar, a hablar con los monjes, a intercambiar, para él todas las religiones eran buenas, si se aplicaban.

Y un día, yendo por el desierto, hubo un viento muy fuerte, una tempestad y no veía nada, entonces dijo, “tengo que pararme porque mi mula puede quedarse ciega”.

Se paró, se echaron en el suelo, abrazó a su mula y esperó que terminara la tempestad.

Una vez que se calmó el viento, entonces limpió bien en los ojos, su cara y después a su mula. Y le dijo, “vámonos, ya se ha terminado.”

Montó en su mula pero estaba un poco despistado porque no sabía dónde era la dirección al pueblo siguiente.

El viento había borrado todas las huellas del camino. Y le preguntó a su mula, “¿sabes tú por dónde vamos?” La mula, una vez parada, estaba también confundida porque tienen un instinto muy bueno, sobre todo para encontrar agua y comida, pero ahí estaba un poquito perturbada.

Y le dijo, “vamos a andar, ya encontraremos”, y se pusieron a andar, el subido en su mula; pero de pronto estaba tan cansado, tan exhausto, que ya no podía más, tenía sed, hambre, cansancio, y se cayó de la mula.

La mula, un animal fiel, se quedó a su lado, y él miraba y decía, si pudiera beber un poco de agua, solo con un poco de agua, podríamos continuar, no puedo más. Y de pronto, se apareció un hombre, lo tomó en sus brazos y lo llevó en un lugar que era como un pequeño bosque, muy pequeñito, y había agua.

Lo sentó en la sombra y le dio de beber, y después de unos momentos, el ermitaño se despertó y dijo,

“¿dónde estoy?”

“Aquí”

“Ah”, pero lo miro de nuevo. Y entonces lo reconoció, era un bandido, era un ladrón que había robado siempre toda su vida y había aprovechado esos caminos para vivir de lo que robaba o lo que encontraba, y el ermitaño le dijo,

“¡sacame de aquí!, ¡sacame de aquí! Me quieres robar lo que tengo, pero no tengo nada”.

Y le dijo,

“ermita, si hubiera querido robarte, me hubiera llevado la mula, mi intención era ayudarte simplemente y darte agua.”

“No, no quiero beber de tu agua, está envenenada, está envenenada y me quieres matar y te llevarás mi mula.” Y le dijo, “no, te lo digo de verdad, el agua es cristalina de una fuente aquí mismo, es pura y cristalina, bebe agua, mójate el rostro, descansa, duerme mañana podrás partir”,

“No, no, no, no, no me fío de ti, no me fío de ti.” Dijo la palabra,no me fío de ti, “no confío en ti, no tengo confianza, siempre ha robado a todos y eres un ladrón.”

Y le dijo, “sí, pero es por necesidad, contigo no, bebe el agua” y dijo “no”.

Entonces el anciano, como estaba tan cansado, duró unas horas, pero después su corazón se paró y murió. Aquel ladrón tuvo mucha pena, se puso a llorar y le dijo ermita “te lo daba con mi corazón, te lo daba con amor, quise hacer una recompensa por lo mal que había comportado antes. Era mi prueba hacia ti y no la aceptaste.” Y así terminó.

¿Qué podemos sacar como lección? Qué podemos desconfiar muchas veces de gente que no conocemos y también de los amigos y de la familia. Hemos tenido muchas sorpresas en la vida de la familia, de los amigos o de gente que decía ser nuestra amistad.

Pero no siempre tenemos que desconfiar, porque lo más importante y os lo recuerdo que si no es el momento, aunque el agua hubiese estado envenenada con la Enseñanza nunca os hubierais muerto, y si no era vuestra hora, tampoco os hubiera pasado nada, confiar en vuestra Fe, confiar en aquello que creéis, en la Fe más grande que podáis creer en vosotros mismos, y veréis que si pedís al Universo, os lo devolverá.

Mientras que no sea la hora, no os pasará nada, jamás, porque nadie es más grande que el Universo, así que estar tranquilos, que no solamente tenéis la enseñanza, sino vuestra misión por cumplir.

Con todo mi amor, y toda la Fe del mundo y el Universo,

Vuestra Servidora.

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