🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Mis queridas semillas,
En una esquina de una calle, como siempre de una ciudad, puede ser la vuestra, o en cualquier sitio del planeta, había un mendigo que pedía para comer.
Y pasaba mucha hambre, mucha hambre, que no tenía ni casa, no tenía nada, y pedía siempre, “ayudarme” y sobre todo pedía al Cielo que le ayudaran, que le ayudaran, que le dieran para comer, que le dieran dinero, que pudiera tener algo en esta vida.
Así fue pidiendo, hasta que un día recibió tanto, tanto, tanto que el hombre ya no podía dormir en la calle, porque tenía tanto dinero que empezó a pensar, ahora no puedo dormir, tengo mucho dinero y cómo lo saben vendrán y me lo robarán.
Vendrán y me pueden matar, vendrán y me pueden dar una paliza, vendrán y me pueden llevar a algún sitio lejos y me quitarán todo el dinero. No sabía cómo hacer, porque era desgraciado por no tener dinero ni comida y ahora era desgraciado, porque tenía mucha comida y mucho dinero.
Una vez más, no sabía bien dirigir su conciencia, una vez más nos acordaba de cuando era pobre, y tanto miedo tuvo que por fin se decidió y compró una casa y en la casa abrió la puerta para que vinieran todos los niños que estaban fuera sin hogar, a todas las personas mayores que también estaban como él y empezaron a entrar y se hizo una casa grande, grande, enorme y toda la gente venía a traer alimentos, a traer ropa y fue el hombre más feliz del mundo, porque por fin había comprendido que transmitir lo que tenía y compartir y dar a los que no tenían era enriquecerse, y fue tan feliz, tan feliz, tan feliz que todos lo recordaron.
Y hoy en día el nombre de esa casa lleva su nombre y también vienen aún a depositar flores y a encender velas por el bien que había hecho de transmitir.
Mis semillas, volvemos a lo más primordial, la riqueza es esa Luz que tenemos dentro, es ese Amor sin esperar nada a cambio, pero sí de compartir y de transmitir el conocimiento que tenemos.
Eso es enriquecerse, porque el dinero ya os dije, la riqueza es como el Amor, un día tenemos y mañana no. ¡Va y viene! ¡Va y viene!
Con todo mi amor,
Vuestra Jardinera,
que os ama y os espera en el nuevo Centro de Espiritualidad.