🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera
Una vez había un hombre que salió corriendo, corriendo de una ciudad y se fue a otra para esconderse.
Al llegar a esa ciudad dijo: “que bien nadie me reconoce, nadie sabe quién soy, aquí podré vivir en paz”, porque lo buscaban, había hecho un crédito, no lo había pagado, había hecho promesas que no había tenido. Había hablado de otras personas, se había creído que era alguien, y finalmente había puesto la cizaña a tantas personas, había pedido tantos favores y tantos créditos y algunas veces había cogido cosas que no eran suyas, y entonces por ese motivo se fue.
Al llegar en esa ciudad, se sintió libre, feliz y tranquilo, de saber que nadie lo conocía.
Un día, paseándose por las calles, vio a alguien que conocía y dijo: “¡Uy! tengo que irme corriendo porque si me descubre me va a pedir lo que le debo.”
Y había mentido mucho también, entonces se fue corriendo, corriendo, corriendo hacia el bosque, es decir fuera de la ciudad. Y fuera de la ciudad oyó un ruido, ese ruido no lo conocía él, miró de nuevo y vio que había un tigre, se había escapado tan lejos que no se había dado cuenta de que era un tigre.
Tuvo tanto miedo que se puso de rodillas y le dijo al tigre: “perdona, perdóname ya no puedo esconderme más ya sé que si no son los hombres será otra cosa que me comerá o me matará así que estoy dispuesto al sacrificio puedes comerme puedes matarme puedes hacer de lo que quieras y el tigre, al ver el hombre tuvo tanto miedo tanto miedo que se fue corriendo, porque pensaba que era un cazador y iba a matarlo, y se fue. El hombre cuando se levantó dijo: “¡estoy vivo! ¡Estoy vivo! Efectivamente y ¿de qué tengo miedo? ¿de qué tengo miedo?”.
Y ahí comprendió que aunque se escondiera, aunque se fuera a otro país, aunque tomara otra nacionalidad o podía cambiarse, era su conciencia que no lo dejaría estar tranquilo.
Entonces, revolvió a la ciudad, se puso a trabajar, a recuperar e ir pagando sus deudas y hacer buenas obras para recuperar lo que por fin tanto buscaba, poder tener la paz, estar tranquilo, pero no era su persona, era su conciencia que lo buscaba y lo encontró, lo encontró.
Mis semillas, muchas veces estamos obligados a mentir o a veces por ser fanfarrones, o otras veces por mil causas que encontraremos siempre excusas y lo mejor es no tener miedo, afrontar las verdades.
Y cuando uno afronta el miedo y las verdades, se da cuenta que lo más importante es vivir, es vivir, que el resto, no hay ningún peligro si tienes tu conciencia tranquila.
Y vosotros, mis semillas, ¿cómo está vuestra conciencia?
Pensar que si habláis siempre con la verdad es ganar el Cielo, ganar el Cielo.
Con todo mi amor,
La Jardinera