02 de septiembre de 2025

Madre de Amor, Gracias por abrazarme

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🎧 Escucha el Mensaje en la voz de La Jardinera

Buenos días, señora, no sé cómo se llama, ¿sería indiscreta de pedirle su nombre? Y la dama me mira y me dice, me llamo María, donde nací pronunciaban Miriam. Hoy en día la humanidad me ha dado miles de nombres.

Pero ¿quién eres? Veo tu sonrisa y me vienen las lágrimas de tan hermosa que eres, qué dulzura emanas.

La dulzura y las lágrimas tuyas han sido la vida mía, pero ¿quién eres? Y me contesta. He sido una Madre, he sido una Madre con un Hijo maravilloso, ese Hijo me dio alegrías, me alimentó el Alma, me dio valor en mi corazón, me dio esperanza en andar, en avanzar, en terminar mi Misión. ¿Qué Misión tenías? Llevar en mi vientre un Átomo de Luz, cuidarlo, y dejarle su libertad, mirarlo, pero no ahogarlo, querer saber lo que hacía y esperar la respuesta, si venía, no siempre lo decía. Y esperar el momento, donde unos extranjeros se lo llevaron y lo crucificaron, le pusieron unos clavos enormes, y lo contemplé, y lo miré.

En ese instante no tenía ni corazón, ni tenía vida, ni sabía lo que pasaba, estando ya advertida, y sabiendo que su camino y el final sería ese, pero sólo el final de la Tierra, sólo el final de la materia. De su carne que era la mía, en ese instante, esos clavos me los clavaban, y no podía hacer nada, solo aceptar, y no me escuchaban, y no pude hacer nada, obedecer, y no podía hacer nada, y rogué, y no podía hacer nada, y recé, y pedí, y chillé, y no pude hacer nada. Ahí me lo dejaron tirados, y fue el momento donde sentí que se iba, pero que estaba y está para siempre.

¿Cómo lo soportaste? le pregunté, ella me contestó, debía de tener unos 16 años, 15, 16, en esa época los años no se sabían exactamente. No teníamos un calendario como hoy, ni fichas, ni papeles, solo nos dejábamos guiar por los altos mandos. Por eso vivíamos en una gran ignorancia.

Hubo un anuncio que se tenía que cumplir para que hoy vosotros tengáis un Camino Recto y no estéis perdidos.

Creáis o no creáis en él, no tiene importancia, lo que sí la tiene es vuestra conciencia, si queréis seguir el Camino Recto aquí en la Tierra y ahora, veréis como su gratitud os hará reinar en vuestros corazones, en vuestra vida, que es muy corta y larga a la vez, pero pasa como un soplo, sin darse cuenta.

Así pasaron los 33 años que están escritos, como un soplo, pero esa pena me duró hasta el final de mi vida. Y continué sonriendo y continué añadiendo, ayudando y continué transmitiendo la verdad, la verdad que nos enseñó, que nos dejó. Es muy sencilla, un padre nuestro, pero cumpliéndolo, no sólo recitarlo, sino cumplirlo y cumplir su palabra. Eran palabras sencillas que pueden ir a todo el mundo, jóvenes, adultos, adolescentes y mayores. Si uno quiere llevarlos estarán siempre en la Luz Eterna, en la Luz Divina, en el Universo.

¿Y hoy qué haces? Estuve hasta el último momento con aquellos que se quedaron huérfanos, perdidos, pero leales a su conocimiento y al legado que dejó. Hoy continúo siendo la Madre Universal. No creáis que soy especial, que creáis en el milagro o no, cada quien tiene que pensar lo que desee. Las Escrituras dicen que fue una profecía y que fue un milagro.

Os dejo a cada uno de vosotros que penséis lo que mejor os hablará vuestra conciencia.

La carne es carne, pero el Alma es intocable, intocable.

Me has preguntado quién soy, te he dicho una Madre y fui mujer después, pero siempre en el Camino Recto. Y fui humillada, y me quedé sola, y en esa soledad tuve que trabajar para comer, para vivir la vida que teníamos en aquella época, necesitábamos muy poca cosa. Ir a buscar leña, ir a buscar agua, recoger cuando ya se habían terminado la cosecha, y trabajar con tus manos lo que supieras hacer, para vender y comprar o intercambiar.

Lo que cuenta son los hechos, esos hechos, de darle valor a esas parábolas, de aplicarlas. Amaros siempre los unos a los otros, como yo os amo, eso decía mi hijo, y el perdón. El perdón es una riqueza, el perdón es un don de Dios para quien lo pide, más que para el que lo recibe, porque inclinarse en ese momento es inclinarse hacia Dios, y tu Alma recibe algo inimaginable.

La materia del hombre es la humillación, pero la del Alma es la recompensa, pedir perdón es lo que nos calma, lo que nos aporta la auténtica felicidad o la alegría interior. Pedir perdón es estar en paz con uno mismo, porque solo sabe nuestra conciencia y nuestra Alma cuando no estamos bien o en paz consigo mismo.

¿Cuántas veces lo he pedido? Y ¿cuántas veces he estado agradecida? Y fui muy feliz porque compartí ese Camino con Él, Él mayúsculas, El Más Grande, El Más Misericordioso, El Más Bueno, Él Mejor en todos los sentidos, en su humildad, en su paciencia y en su comprensión.

Entonces la miré de nuevo y le dije, Señora, ¡deme un abrazo de amor! y ella sonrió y me dio un abrazo de Madre de Amor, porque es nuestra Madre de Amor.

El día 15 de agosto celebraron tu fiesta, Señora del Cielo, Madre del Universo, el día 16 de julio celebraron tu fiesta Los pescadores. El día 12 de octubre celebrarán tu Santo, Madre del Pilar y el día 8 de diciembre Nuestra Señora de Guadalupe o el 12 también. El día 8 es la Inmaculada Concepción, creo que esta palabra dice todo, a cada quien de comprender a cada quien de oír y abrir los oídos Señora hermosa, le abrazo y la amo y le pido mil perdones porque no siempre me acuerdo de usted, sin olvidarla, pero aquí tengo un rincón especialmente para usted donde está de todos los países y de todos los nombres.

Feliz sea, hermosísima siempre, porque cada país vendrá y se inclinará hacia vos y le pedirá siempre favores, porque sólo vos sabéis concederlos. Os pueden llamar Chinita, Virgen de los Ángeles, de la Aparecida, de las Uvas, de todos los países de Lourdes, de todos los países. Pero seréis la Madre Eterna. Estas palabras no me salieron el 15 de agosto, pero hoy es para todo el año.

Y lo importante es que estás siempre en nuestro corazón y siempre te llevamos, toda la humanidad en nuestro corazón y siempre acudimos a ti en los momentos que más te necesitamos, pero también en momentos de alegría que damos las gracias.

Gracias por estar con nosotros, gracias por vivir aquí en este rincón, en este Centro tan hermoso. Hemos hecho un rinconcito en cada lugar, no hay ninguno donde no estés porque vives en nosotros, vives en nosotros.

Feliz sean todos los que te conocen y te conocerán, ¡dichosos aquellos que te descubrirán! ¡Y dichosos los que ya te conocemos! Un abrazo de amor Madre de los Cielos.

Con todo mi amor,

La Jardinera

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